La entrada dialéctica al campo ontológico
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En estos tiempos parece que las personas están un poco irascibles y
susceptibles, por temas políticos, culturales, ideológicos, ayer compartí en
una página de debate, una controversia sobre Kant y el ‘’argumento ontológico’’
y me salió para mi sorpresa, un ‘’ateo de internet’’ a lanzar improperios
contra San Anselmo(como si yo estaría apoyando a San Anselmo solo porque se lo
cita) sale otro(a) a deslegitimar todo la critica sobre el ‘’argumento
ontológico’’ como una conversa entre ‘’fanáticos religiosos’’ ¿Entonces yo por
compartir una critica de Kant sobre el ‘’argumento ontológico?... ¿Yo soy un
fanático religioso? Mi conclusión es esta: ¿Pues al parecer estos ‘’ateos de
internet? Ni siquiera han leído a Kant y por último solo leyeron 5 líneas del
artículo y ya sacaron su conclusión. En fin, mejor esos susceptibles, tomen un
snicker para que estén tranquilos.
Entiéndelos. Son progresistas
Yo
quede encantado, el argumento ontológico no prueba la existencia de Dios porque
parte de la fe pensar en el limite de lo concebible a Dios como aquello mas
allá de nuestras posibilidades de pensamiento, es tener ya la idea del Dios
cristiano, tenerla por fe pero lo que si prueba el argumento ontológico,
es que hay algo mas allá de lo ontológico, algo mas allá del pensar ser.
Christian Franco
Rodriguez siempre queda que el argumento ontológico es un
"juicio a priori" y que la existencia de Dios se da por su esencia,
pero ello también se requiere su prueba, después Kant, el mismo se respondería
a sus propias objeciones, en la crítica de la razón práctica, cuando
"dios" existe por medio del imperativo categórico.
Joel Agon No
el argumento ontológico no es un juicio apriori, va al terreno de lo dialectico
y sale del campo del entendimiento y en lo dialectico no hay apriori ni a
posteriori, no son juicios analíticos y sintéticos separados, sino que estan
integrados en la especulacion dialéctica:
En “La idea del conocer” de la
Ciencia de la lógica, Hegel se propone abordar los conocidos métodos analítico
y sintético que han sido de especial interés para la ciencia y filosofía
modernas. En el presente trabajo, nos proponemos estudiar la subsección “El
conocer analítico” a fin de esclarecer cuáles son sus aportes concretos al
desarrollo argumental de la Lógica de Hegel. En este sentido, sostendremos que
“El conocer analítico” presenta tres temáticas con una conexión aparentemente
sólo mediata: el método analítico, la aritmética y los juicios sintéticos a
priori. El estudio de esta sección revelará que hay un hilo conductor: la
carencia del Fortgang o avance. Así, sostendremos que el objetivo de esta
sección es exhibir distintas maneras en que se puede carecer de síntesis y
avance y, en congruencia, la necesidad de superar esta carencia y dejar abierto
el camino a un tratamiento de la síntesis más adecuado conceptualmente.
I-
Introducción
En el capítulo “La idea del conocer” de la Ciencia de la lógica, Hegel
se ocupa de dos métodos fundamentales de la filosofía moderna: el método
analítico y el método sintético. Como se sabe, estos dos métodos han sido en su
origen momentos de un único método, el método analítico-sintético o resolutivo-compositivo.
El método de origen griego y propio del terreno geométrico que se encuentra en
la obra de Pappus se vuelve en la modernidad gracias a Descartes, Galileo y
Newton un método fundamental. En el caso de Galileo y Newton, como método de la
ciencia de la naturaleza o física; en el caso de Descartes, como método de toda
disciplina, incluso de la metafísica. En el terreno geométrico, el momento
analítico es aquel en el que se va de los teoremas a los axiomas, mientras que
se denomina sintético al descenso demostrativo de axiomas a teoremas. En el
terreno de la física, el momento analítico se caracteriza por la descomposición
del fenómeno natural a explicar. Esta descomposición debe conducir a una mayor
comprensión del fenómeno y a la eventual formulación de principios generales a
partir de los cuales se procederá con el paso sintético o compositivo del
método. Este mismo método de análisis y síntesis es el que propone Descartes
para sus indagaciones metafísicas. El paso analítico, presentado en las Meditaciones
metafísicas, muestra cómo una idea compleja y confusa es descompuesta en ideas
más simples, claras y distintas (todo bajo el supuesto, claro está, de una
cierta intuición intelectual). Es a partir de la obra de Spinoza que los
momentos analítico y sintético se autonomizan el uno del otro presentándose
como si fueran polos contrapuestos en la confrontación metodológica entre
newtonianos (defensores del método analítico) y wolffianos (defensores del
método sintético), aunque lo cierto es que esta separación metodológica es
menos tajante que lo que se cree pues Newton no deja de utilizar el momento
sintético del método, así como Wolff tampoco desatiende los descubrimientos de
las ciencias empíricas.
Aunque la importancia de estos métodos para la filosofía y ciencia
modernas ya sería motivo suficiente para que el filósofo alemán les preste
atención, aun cabe la pregunta por el rol que estos métodos ocupan en la
Ciencia de la lógica. Pues debemos recordar que la Lógica es, presuntamente,
una deducción inmanente en la que el pensar puro se examina a sí mismo y expone
sus formas puras movido por una necesidad interna. Con lo cual, esto quiere
decir que el tratamiento de los métodos analítico y sintético no puede ser
simplemente el resultado de una necesidad exógena o histórica, sino que surge
de una necesidad interna del pensar. En congruencia con esto, el tratamiento
hegeliano de estos métodos debe tener una significación para la caracterización
y comprensión del pensar puro. En otras palabras, Hegel no puede ocuparse de
estos métodos únicamente porque estos métodos hayan sido históricamente
relevantes; Hegel debe haberse ocupado de estos métodos porque nos han de decir
algo sobre el pensar puro.
En el presente
trabajo, me limitaré a abordar el tratamiento hegeliano del método analítico y
a esclarecer cuál es la enseñanza que Hegel pretende extraer de su estudio. La
sección destinada al tratamiento del método analítico, “El conocer analítico”,
presenta una complejidad consistente en la aparente pluralidad de temas que se
aborda en ella. En este sentido, sostengo como hipótesis que el objetivo de
Hegel es exhibir distintas maneras en las que el pensar puede carecer de
síntesis (adecuadamente concebida) y Fortgang o avance (término sobre el que
volveremos). En otras palabras, “El conocer analítico” está destinado a tratar
la falta de un elemento clave para el movimiento lógico-conceptual del pensar
puro, carencia que no se presenta únicamente en el método analítico, sino
también –y quizá de manera más profunda– en la caracterización kantiana de la
síntesis y lo sintético.
II- Método
analítico, aritmética y juicios sintéticos a priori. El problema de la carencia
de síntesis en “El conocer analítico”
Como hemos adelantado, las intenciones de Hegel en “La idea del conocer”
son estudiar los métodos analítico y sintético, sumamente extendidos en la
modernidad. A pesar de este –en apariencia– evidente objetivo, lo cierto es que
la subsección “El conocer analítico” no se ocupa únicamente del que
supuestamente sería su objeto primordial de investigación: el método analítico.
Comencemos por identificar las diversas temáticas abordadas por Hegel en “El
conocer analítico”.
La primera temática que Hegel presenta es, en efecto, el método
analítico propiamente dicho. En dicho contexto se presenta también una
caracterización y crítica del realismo e idealismo subjetivo que Hegel
relaciona con el método analítico. En segundo lugar, Hegel presenta un
tratamiento de la aritmética, ocasión en la cual hace referencia a la famosa
proposición sintética kantiana ‘5+7=12’. En tercer lugar, Hegel refiere a la
apercepción trascendental, la deducción kantiana de las categorías y a los
juicios sintéticos a priori. Como dijimos, la diversidad de temas exige una
tarea exegética que reponga la unidad de la sección.
Abordemos, entonces, la primera unidad temática: el tratamiento
propiamente dicho del método analítico. El método analítico consiste, como se
dijo, en la descomposición del objeto a indagar con la finalidad de poder
exponer sus componentes más simples y más fáciles de concebir. En el terreno de
la física, esto consistiría en descomponer un cuerpo complejo en sus partes o
el movimiento complejo en momentos suyos más simples. El objetivo final es
poder ascender a partir de dichos elementos simples y conceptualmente más
claros a principios generales. En el caso de Newton y Galileo, principios que
puedan ser formulados de manera matemática.
Hegel comienza objetando una presentación tradicional del método
analítico. Cuando se presenta este método, habitualmente se dice que el método
analítico es un procedimiento que va de lo conocido a lo desconocido. Puede que
esto deba ser entendido en el sentido de que en él se va de lo que se conoce de
manera más inmediata (el fenómeno en cuestión) a lo que es más elevado y
requiere de una conceptualización más compleja (los principios generales que
rigen a este y otros fenómenos). Frente a esto, el método sintético es
caracterizado como un ir de lo desconocido a lo conocido. Pero, dice Hegel, lo
cierto es que con respecto a toda indagación se puede decir que bien se parte
de lo conocido o bien se parte de lo desconocido. En otras palabras, en toda
indagación comenzamos con lo que conocemos (no podríamos comenzar de otra
manera) o, en otro sentido, comenzamos con lo desconocido (en tanto es lo que
inicia y promueve la indagación). Es decir, la caracterización tradicional de
estos métodos no dice nada en verdad (Hegel, GW 12, 202; Hegel, 2015,
p. 346).
Hegel señala que el método analítico no debe ser entendido como un
procedimiento destinado a descomponer el objeto dado en representaciones
simples (Hegel, GW 12, 203; Hegel, 2015,
p. 346-7). Este comentario puede resultar llamativo, pues parecería que el
método analítico consiste precisamente en esto. Pero el sentido que debemos dar
a estas palabras muestra que Hegel comprende la presunta naturaleza del método
en cuestión. El método analítico parte de un objeto dado, de un objeto
concreto. La descomposición o análisis que se lleva a cabo sobre dicho objeto
no tiene como objetivo reducir el objeto dado a las representaciones meramente
subjetivas del sujeto cognoscente. Se lleva a cabo, en efecto, un procedimiento
de descomposición, pero el presunto resultado de dicho procedimiento no son
meras representaciones. Hegel presenta el presunto resultado de este método en
términos de determinaciones lógicas, conceptuales o del pensamiento. Esto
quiere decir que el procedimiento de análisis, aunque comienza con un objeto
empírico dado, accede (o al menos pretende acceder) a elementos esenciales
suyos, concebidos conceptualmente de manera adecuada. Se trataría de un pasaje
de la mera intuición sensorial a una captación intelectual. En efecto, la
intención del método analítico no es descomponer representaciones para alcanzar
ulteriores representaciones simples. Su objetivo es alcanzar determinaciones
estrictamente intelectuales. El caso de la cera de Descartes es, en este punto,
suficientemente ilustrativo: el estudio analítico del trozo de cera conduce a
Descartes a la idea simple (ya no sensorial) de la sustancia extensa. Se trata
de un ascenso de lo sensible a lo inteligible. Hegel parece comprender
adecuadamente las pretensiones del método analítico.
Pero desde la perspectiva de Hegel, el método analítico posee defectos
graves. En primer lugar, el método analítico no puede garantizar la adecuación
de concepto y objeto, porque no produce conceptualmente a su objeto. Por el
contrario, lo encuentra dado. Debe partir del objeto empírico, dado,
circunstancialmente encontrado. Luego procede a producir las determinaciones
lógicas no a través de un proceso de deducción estrictamente racional, sino a
partir del objeto contingente encontrado. En consecuencia, las determinaciones
conceptuales que este método produce no están debidamente deducidas, es decir,
debidamente justificadas de manera racional, sino que simplemente son
encontradas.
A su vez, el método carga con los supuestos incongruentes del realismo
trascendental y del idealismo subjetivo. Como se produce una representación
intelectual a partir del objeto empírico y contingente, ajeno al pensar, tal
representación ha de valer como un producto subjetivo al que se le escapa el
objeto en su realidad y otredad. En otras palabras, el resultado del método es
algo meramente subjetivo, frente a lo cual el objeto se escapa y persiste como
una inasible cosa en sí. El método, así desentrañado, carga con el pecado de la
subjetividad unilateral y con el supuesto realista incongruente de una cosa en
sí, impidiendo así el objetivo primordial de la sección “La idea” (y podríamos decir,
en cierto sentido, uno de los objetivos de la filosofía postkantiana),
garantizar la articulación entre realidad y razón.
El método analítico implica, entonces, supuestos epistemológicos y
metafísicos de acuerdo con los cuales el pensar sería incapaz de asir de manera
absoluta la realidad. Esto se debe a una concepción del conocer y del objeto
según la cual el objeto perdura en su otredad respecto al pensar, mientras que
el pensar se caracteriza por su formalidad, subjetividad unilateral e incapacidad
productiva. Este es, en mi opinión, el hilo conductor de esta breve sección y
lo que explica por qué Hegel ofrece en la Lógica un tratamiento de esta
temática. El objetivo de Hegel es objetar el método analítico por las razones
mencionadas y así indicar que el pensar puro debe ser caracterizado con una faz
productiva capaz de producir a su objeto de conocimiento. Por su parte, la
incapacidad que Hegel atribuye al método analítico a la hora de producir su
objeto, incapacidad consistente en no poder pasar adecuadamente de
determinaciones sensibles a determinaciones lógicas o en no poder deducir
lógicamente dichas determinaciones, sumado esto a su caída en el realismo de la
cosa en sí y en el subjetivismo unilateral de su conocimiento nos permite
hacernos una idea de por qué Hegel pone al método analítico en relación con el
idealismo trascendental. Sobre esto, volveremos más adelante.
El segundo tema que se presenta en esta sección es la falta de
sinteticidad de la aritmética. Aquí Hegel presenta el famoso ejemplo que ofrece
Kant: 5+7=12. Luego de describir las diferencias entre aritmética y geometría,
Hegel alega que los enunciados como el antedicho son en verdad analíticos. En
primer lugar, se trata de un enunciado que evade la mera tautología a través de
un mero recurso formal: en vez de escribirse ‘12=12’, se escribe ‘5+7’ en uno
de sus lados y se evita formalmente una tautología, cuando lo afirmado es,
según Hegel, evidentemente lo mismo. Pero hay una razón más profunda para
caracterizar a los juicios de la aritmética como analíticos. En la operación
aritmética se trata de un procedimiento de repetición. Aquí se cuenta de uno en
uno hasta cinco. Luego se hace lo mismo partiendo del cinco y contando hasta
siete. Hegel sostiene que esto no es una síntesis (o al menos, no lo que él
entiende que debería ser el sentido adecuado de la síntesis) porque no se sale
a lo otro de sí. Lo que encontramos en la operación aritmética es una
repetición del poner uno y lo mismo una y otra vez. Aunque se agreguen estos
unos (unos diferentes), lo que subyace a esta agregación de aparentes otros es
siempre una y la misma actividad conceptual. En contraposición, la verdadera
síntesis debería suponer, entonces, la verdadera producción o gestación de lo
otro de sí.
Es por este motivo que Hegel vuelve a introducir en este capítulo el
tratamiento de la operación aritmética y el ejemplo kantiano que ya habían
aparecido mucho antes, en la primera nota a la sección “el número” de la
segunda edición de la Lógica (GW 21, 199; Hegel, 1982,
p. 268) siendo que el tratamiento del método analítico no exige estrictamente
estudiar la operación aritmética. La cuestión es atender al problema de la
falta de síntesis o, en otras palabras, la falta de avance (Fortgang o
Fortgehen). ¿En qué consiste este Fortgang?
Hegel menciona aquí a este Fortgang al referirse a la deducción kantiana
de categorías y a la apercepción trascendental. Allí parece caracterizar al
mencionado Fortgang por la negativa, por lo que no hace o no ofrece Kant. Según
Hegel, Kant se habría ahorrado la deducción de las categorías a partir de la
unidad aperceptiva. En otras palabras, Kant no es capaz de una verdadera
comprensión del pensar puro y por tanto no concibe adecuadamente el carácter
sintético de la razón. Esta falta de comprensión del carácter sintético
consiste en no advertir cómo lo diferente se gesta a partir de la unidad. Si
Kant hubiera alcanzado una adecuada compresión del carácter sintético de la
razón, habría podido deducir de manera inmanente las categorías, es decir,
habría podido exhibir cómo la unidad del pensar produce sus diferencias
internas y las reúne posteriormente. Esto es las categorías y los juicios sintéticos
a priori. Bien comprendidos, los juicios sintéticos a priori son eso, la
generación de una diversidad u otredad intrínseca al pensar puro (por ejemplo,
la gestación de la diferencia entre causa y efecto) y la comprensión de la
unidad de lo diferente. Sin esta adecuada comprensión de la sinteticidad de la
razón, no hay adecuada deducción de las categorías, sólo hay una exposición de
las categorías siguiendo un mero dato histórico, la tabla de juicios de la
lógica formal. Tampoco hay una comprensión verdadera del fundamento de la
síntesis y su sentido más profundo: la síntesis se convierte en una reunión
meramente formal cuyo fundamento es desconocido; sabemos que la síntesis es
necesaria, pero no sabemos cuál es el fundamento racional de tal reunión. Se
convierte en una mera imposición formal que une por la fuerza elementos
exógenos.
Como puede apreciarse, Hegel introduce entonces el tratamiento de la
apercepción trascendental y los juicios sintéticos a priori en un contexto que
en principio parecería por completo ajeno a esta cuestión. Pero como indicamos
anteriormente, la cuestión de fondo de “El conocer analítico” es la carencia de
Fortgang y, en congruencia, las diversas temáticas que se abordan aquí exhiben
precisamente eso, las distintas maneras en las que se puede carecer de
Fortgang, del avance lógico sintético a través del cual el pensar produce lo
diferente y deduce de manera inmanente las categorías.
Cabe indicar a su vez que la falta de este avance implica también una
escisión entre forma y contenido que hace que al pensar así concebido le
resulte inasible su objeto y, en congruencia, se dé una escisión insalvable
entre pensar y realidad. Si el pensar es incapaz de gestar lo diferente de sí,
no puede tener a cargo suyo la efectiva producción del objeto. Se señala como
objeto a aquello que está empírica y circunstancialmente dado, identificado
como objeto por su mera dación pasiva a través de la intuición. El objeto del
pensar queda degradado a un estatuto ontológico y epistemológico inferior y
postergado frente al mero dato de la sensibilidad, sin el cual no hay
objetividad, no hay realidad efectiva.
Con lo cual, la correcta caracterización de la síntesis es fundamental
para una de las tareas de la Lógica, la determinación de un objeto de efectivo
conocimiento del pensar puro y su concordancia con tal pensar. En efecto, dos
de las temáticas que se desarrollan en “La idea absoluta” son la
correspondencia entre pensar y objeto y el carácter sintético (adecuadamente
entendido) del pensar. Por tanto, cabe sostener entonces que la tarea de “La
idea del conocer” es socavar indebidas concepciones de lo analítico y lo
sintético que conducen a indebidas concepciones del pensar y traen aparejados
todos los inconvenientes y errores antes señalados. Así, “El conocer analítico”
tiene como tarea mostrar la necesidad de la síntesis adecuadamente concebida.
Según Rinaldi (2012,
pp. 66-7), el pasaje de la sección “El conocer analítico” a la sección “El
conocer sintético” supone un avance en tanto en ésta se introduce una actividad
creativa de la que se carece en “El conocer analítico”. Lo cierto es que, a
pesar de la acertada indicación de Rinaldi, esta presunta actividad creativa
que ofrece la síntesis propia de la geometría (temática de la sección “El
conocer sintético”) es sumamente deficiente y dista mucho de lo que Hegel
presentará como el momento sintético del método absoluto o método de la verdad,
es decir, de la concepción adecuada y plena de la síntesis.
La síntesis que Hegel describe en “El conocer sintético” es deficiente
por varias razones. En primer lugar, se trata de una síntesis puramente formal,
no es más que la mera deducción lógica unidireccional que va de los axiomas a
los teoremas. En otras palabras, se trata de una inferencia lógica basada en la
forma de los juicios, haciendo caso omiso del contenido concreto de los
enunciados. No es el contenido específico de los enunciados lo que impulsa la
deducción, sino lo hace la relación lógica y formal que hay entre dichos
enunciados. Esta indiferencia del contenido se vincula, en segundo lugar, con
su incapacidad para producir el objeto y, en tercer lugar, con la azarosa
correspondencia con los momentos del concepto. Veamos estos dos puntos. Como en
el sistema axiomático la inferencia es puramente formal, el contenido le es por
completo extraño y ajeno. Esto quiere decir que el contenido debe venirle dado
de afuera. Así, la inferencia lógica propia del método sintético no puede
producir al objeto en su singularidad, sino que sólo puede hacer pasajes
lógicos (formales) entre universal y particular. Esto es, en cierto sentido,
positivo porque implica que la síntesis del método sintético sigue los mojones
o hitos del movimiento del concepto (que también comienza por lo universal y
pasa a lo particular). Pero con la particularidad de que la síntesis del método
sintético hace esto de manera puramente azarosa, arbitraria y formal. Sólo toma
las formas de lo universal y lo particular, pero no produce un contenido intrínseco
acorde. A su vez, comienza por un universal, pero tomado de manera arbitraria e
infundada, a diferencia de lo que ocurre con el movimiento del concepto, que
parte de un inicio necesario y no arbitrario (aunque también universal), el
ser; y pasa posteriormente a su determinación, a lo particular. Pero tampoco se
trata de un pasaje arbitrario ni meramente formal. El verdadero curso deductivo
del concepto comienza por un universal necesario, pasa impulsado por su
necesidad a lo particular y concluye por equiparar forma y contenido,
demostrando haber superado esta escisión unilateral. Nada de esto es capaz de
hacer la síntesis concebida en el contexto del “El conocer sintético”.
En oposición a la síntesis insuficiente y formal que presenta “El
conocer sintético”, Hegel brinda otra caracterización de la que sería la
síntesis adecuadamente comprendida. En la tercera nota al “Ser” de la segunda
edición de la Lógica Hegel presenta la crítica de Jacobi a la noción kantiana
de síntesis. En ese contexto, el filósofo toma distancia tanto de Jacobi como
de Kant para decir:
La síntesis […] no
debe entenderse como una concatenación de determinaciones ya exteriormente
presentes. Por un lado, hay que tratar precisamente con la generación de un
segundo para agregarlo a un primero, de un determinado para agregarlo a un
indeterminado inicial; pero por otro lado con la síntesis inmanente, la
síntesis a priori –vale decir con la unidad, existente en sí y por sí, de los
diferentes. El devenir constituye esta síntesis inmanente del ser y la nada;
pero dado que a la síntesis se atribuye sobre todo el sentido de una
recolección exterior de cosas presentes exteriormente una frente a la otra […].
(GW 21, 83; Hegel, Ciencia
de la lógica, t. I, trad. Mondolfo, p. 124).
Entonces, en resumen, la síntesis no es la concatenación de
determinaciones ya dadas; tampoco es una recolección exterior de cosas ya dadas
e inconexas entre sí. En esencia, es una actividad de generación, en la que se
gesta un segundo elemento (determinado) y que debe ser integrado o agregado al
elemento inicial, que además aquí se indica como indeterminado. Con lo cual, la
síntesis es además un proceso de “determinación”. También se la caracteriza
como unidad de los diferentes.
En “La idea absoluta” Hegel presenta los momentos analítico y sintético
de lo que él llama el método absoluto o método de la verdad. Cabe señalar que
estos momentos de análisis y síntesis se diferencian del conocer analítico y el
conocer sintético (GW 12 241-2). Es decir, el análisis y la síntesis de las que
se habla en “La idea absoluta” no son los que están presentes en “La idea del
conocer”. En “La idea del conocer” se trata de un conocer finito y que busca
que se contrapone al conocer absoluto que se caracteriza en “La idea absoluta”.
El análisis y la síntesis propios del conocer absoluto, como momentos del
método absoluto o método de la verdad, se presentan en relación con el
movimiento del concepto. Lo interesante es que el análisis y la síntesis no
parecen ser tanto procedimientos distintos como más bien consideraciones
diferenciadas del resultado de un movimiento común. Dice Hegel:
El método absoluto
[…] no se comporta como reflexión exterior, sino que toma lo determinado a
partir de su objeto mismo, ya que el método es el principio inmanente y alma de
ese objeto. Esto es lo que Platón exigía del conocer: considerar las cosas en y
para sí mismas […]. En esa medida, el método del conocer absoluto es analítico.
La objetividad absoluta del concepto, cuya certeza es el método, está en
que éste encuentre la determinación ulterior de su universal inicial
única y exclusivamente en este último. Pero el método es [tanto
así MH] sintético en cuanto que su objeto,
inmediatamente determinado como universal simple, mediante la determinidad que
él tiene dentro de su inmediatez y universalidad mismas se muestra como
un otro. […]. A este momento del juicio, tan sintético como analítico, por
cuyo medio se determina lo universal inicial, a partir de él mismo, como lo
otro de sí, hay que denominarlo lo dialéctico (GW 12, p. 241s; Hegel, 2015,
p. 391. Las cursivas son nuestras).
Según estas palabras, lo dialéctico es tan analítico como sintético.
Además, vemos que la descripción que Hegel hace en “La idea absoluta” de lo
analítico (como momento del método absoluto o del conocer absoluto) es idéntica
a la caracterización que hemos visto más arriba de la síntesis. Lo analítico es
presentado como una determinación interna que se da a través de un universal
simple, indeterminado, inicial. Esto es lo que supone también la síntesis. La
principal diferencia –si es que pretendemos, como dice Hegel, usar estos
términos como si fueran opuestos– radica en que el momento sintético supone
considerar al resultado de esta determinación como un otro. Esto quiere decir
que se comprende a la determinación y al resultado de este proceso como un
nuevo objeto, pero en relación con el punto de partida inicial (por eso es un
otro, que debe ser en relación con un uno). El procedimiento es tomar como
punto de partida un universal simple e indeterminado, luego proceder con un
proceso de determinación o diferenciación interna, que se da dentro de lo
universal y por una necesidad inmanente y, luego, la gestación de esta
diferencia, la determinación final. Si esta determinación es entendida como
interna, hundida en lo universal, se trata del momento analítico; si se la
entiende como la gestación de un diferente, de un otro, se trata del momento
sintético. En todo caso, lo dialéctico-especulativo supone comprender la
totalidad del movimiento de gestación de lo diferente y su ulterior reunión en
un momento integrador.
Volvamos a otro de los aspectos que hacen a la incomprensión del avance
lógico o Fortgang. Tal incomprensión no sólo imposibilita la adecuada deducción
de categorías (cuestión de por sí lo suficientemente grave, pues implica la
incomprensión y desconocimiento del pensar puro por parte de sí mismo), sino
que implica también la imposibilidad de concebir adecuadamente lo absoluto.
Karin de Boer (2010,
pp. 48-50) sostiene que en el tratamiento de cada categoría hay dos
perspectivas a considerar. La primera y tal vez menos significativa se refiere
a la relación entre categoría y objeto o fenómeno, esto es, la aplicación de la
categoría al objeto. La segunda se refiere a la comprensión que habría de lo
absoluto a través de la categoría en cuestión. Así, cada categoría podría
funcionar como un presunto o pretendido escorzo de lo absoluto. Con cada
categoría pensamos lo absoluto y es su insuficiencia en este punto lo que, en
cierto sentido, nos impulsa hacia adelante en la deducción. En congruencia con
esta mirada es que puede decirse que la indebida deducción de categorías (que
viene aparejada de la indebida concepción del pensar y de la incomprensión de
su carácter sintético) conduce a una incomprensión de lo absoluto. Lo absoluto
se vuelve algo imposible de caracterizar y más allá de la razón y, en
consecuencia, el pensar es concebido como finito, caemos en la perspectiva del
entendimiento. En otras palabras, una indebida concepción de la síntesis supone
una indebida deducción de las categorías. Esto supone la imposibilidad de
concebir lo absoluto y, en consecuencia, lleva a condenar al conocer como
finito.
Si nuestro análisis de “El conocer analítico” es correcto, podemos
ponderar desde esta perspectiva algunas de las lecturas que se han hecho de
esta sección. En opinión de Rinaldi, en “La idea del conocer” Hegel se propone
examinar los métodos de las ciencias positivas. La razón de dicho tratamiento
se encuentra en que para Hegel, según este autor, el conocimiento científico
positivo tendría un rol clave en el desarrollo de la Lógica, lo que no supone
una identificación plena entre método científico y método filosófico (2012, pp.
65). De manera similar, Wehrle sostiene que uno de los objetivos de “La idea
del conocer” es atacar el método newtoniano. Wehrle afirma que Hegel pretende
mostrar que el método analítico de la matemática es inadecuado como método
integral de la filosofía y particularmente se encuentra explorando una
alternativa para su física (1993,
pp. 20 y ss., 25 y ss.). Sin desatender la relevancia de estos métodos para la
ciencia, Marrades Millet propone una perspectiva algo distinta. Según él, la
utilización de estos métodos está vinculada con lo que él llama el monismo
epistemológico y metodológico que caracteriza a la filosofía moderna. La
filosofía moderna supone que la identidad de las facultades epistemológicas
impone una unidad e identidad formal por sobre la diversidad de objetos de
conocimiento. En otras palabras, la diversidad de temas de investigación no
obsta a la utilización de un mismo método en todas las disciplinas en razón de
que las facultades de conocimiento son siempre las mismas. Hegel, en cambio,
rompería con estos monismos y distingue entre el régimen del entendimiento
(caracterizado por el análisis y la síntesis) y el régimen de la razón
(caracterizado por el método dialéctico-especulativo), distinción que corre en
paralelo con la distinción entre saberes científicos y filosofía (1985,
pp. 404-6). Este interés en esta escisión en dos órdenes es lo que haría
necesario el tratamiento de los métodos analítico y sintético que se ofrece en
“La idea del conocer”.
En mi opinión y según lo que hemos intentado mostrar en el presente
trabajo, cabe sostener que el interés de Hegel por las temáticas abordadas en
“La idea del conocer” no puede sostenerse fundamentalmente en su preocupación
por las ciencias empíricas (o al menos, el abordaje que dispensa a este tema en
la Lógica no debería estar esencialmente orientado en intentar resolver una
problemática de las ciencias empíricas). En este sentido, debe recordarse que
aunque la Lógica está influida por el conocimiento científico de la época, lo
cierto es que esta obra no es el terreno propicio para su tratamiento. Mucho
menos tiene sentido, en mi opinión, que el tratamiento de los métodos analítico
y sintético en la Lógica se deba a un interés por la filosofía de la naturaleza
o por una pregunta metodológica respecto de la física. En mi opinión, el
abordaje de Marrades Millet es en cierto sentido más acertado. Porque, en
efecto, la pregunta que está en juego en “La idea del conocer” es por los
límites del conocer finito y la necesidad del pasaje a lo que Marrades Millet
presenta como el régimen de la razón. Sin embargo, hay que recordar que en
Hegel estos regímenes están contrapuestos pero conectados. El régimen u orden
inferior es el resultado de una serie de prejuicios que condicionan la manera
en la que el pensar se concibe a sí mismo y al conocimiento. Pero este orden
inferior no es ni azaroso ni se encuentra inconexo con el régimen u orden
superior; es el paso necesario para el ascenso a tal orden superior (que
englobará al anterior, no se limitará a contraponerse a él), ascenso que se da
a través de un movimiento necesario e intrínseco al pensar, a través de la
exhibición de las limitaciones y contradicciones intrínsecas del orden
inferior, lo que gesta al orden superior.
En otras palabras, el trabajo de “La idea del conocer” es exhibir las
insuficiencias del conocer finito o, como también lo llama Hegel, el conocer
que busca. Sólo con tal exhibición se da el paso al conocer absoluto. Siguiendo
esta clave de lectura, “El conocer analítico” se ocupa de denunciar la
necesidad de síntesis, condición clave para el avance lógico. En este sentido,
nos alejamos de la oposición que plantea Marrades Millet entre
análisis-síntesis y dialéctica-especulación, entendiendo él que los primeros se
encuentran acotados al terreno del conocer finito (del entendimiento) y los
segundos están destinados al terreno filosófico de la razón. El trabajo conceptual
que realiza Hegel no se propone abandonar el análisis y la síntesis al terreno
finito del entendimiento y las ciencias empíricas. El objetivo es agotar y
socavar una indebida concepción del análisis y la síntesis, a fin de
reemplazarla con otra concepción que haga valer a dichos elementos (ahora bien
comprendidos) como momentos del movimiento dialéctico-especulativo. Estos
elementos reelaborados resultarían acordes al conocer absoluto y conducirían a
una más profunda concepción de la razón.
Por todas estas
razones cabe sostener que “El conocer analítico” se presenta como una sección
que hace un aporte significativo al desarrollo de la Lógica. Nos muestra la
necesidad de alcanzar una concepción lógica adecuada de la síntesis, una que
sea capaz de hacerse cargo del avance que el concepto requiere. Sólo así se
tiene el arsenal conceptual adecuado para la autocomprensión del pensar puro y
la consecución de los objetivos de la Lógica.
III-
Conclusiones
En el tratamiento que Hegel le dedica al método analítico en “La idea
del conocer” se advierte que en la opinión del filósofo este método adolece de
una serie de defectos. Por una parte, el método analítico no es capaz de
ofrecer una adecuada deducción de las categorías lógicas, así como tampoco es
capaz de realizar un adecuado pasaje de lo empírico a lo lógico. El método
analítico simplemente se encuentra con el objeto empírico y pretende convertir
sus determinaciones empíricas en determinaciones lógicas o conceptuales. Esto
supone, a su vez, que el objeto no es producido por el pensar sino una entidad
extraña meramente encontrada por él; y, consecuentemente, el objeto así
caracterizado termina siendo determinado como una incognoscible cosa en sí.
Frente a esto, lo que sí se conoce queda disminuido a un estatuto
epistemológico y ontológico inferior.
Como se ve, Hegel
ataca al método analítico con un arsenal que ya había apuntado contra Kant, a
pesar de que este filósofo no usa, primordialmente, el método analítico. Esta
congruencia en los problemas y defectos que Hegel advierte en el método
analítico y en el idealismo trascendental permite ver cuál es el hilo conductor
de la sección y cuál es su objetivo: poner en evidencia la necesidad de un
determinado tipo de síntesis que Hegel cree ausente en ellos y que relaciona
con el avance propiamente conceptual que caracteriza a la Lógica. Es por esta
razón que “El conocer analítico” aborda a la vez al método analítico, la
apercepción trascendental kantiana y los juicios sintéticos a priori.
Exhibiendo estas distintas formas en las que el pensar y el conocer
–indebidamente concebidos— carecen de la verdadera síntesis conceptual y del
avance conceptual o lógico, Hegel se abre paso hacia una concepción de la
síntesis que sí sea capaz de explicar el autoconocimiento (epistemológicamente
legítimo) del pensar puro, la consecuente deducción inmanente de categorías y
la producción de su objeto inmanente –sin un estatuto ontológico disminuido–.
Estos son objetivos fundamentales de la Lógica que Hegel pretende terminar de
alcanzar en “La idea absoluta” y son, a su vez, aspectos centrales de la
sección “La idea” toda vez que esta sección tiene como meta acreditar la
correcta articulación y vinculación de los polos subjetivo y objetivo. Sin un
adecuado tratamiento de la síntesis, no puede explicarse la producción del
objeto inmanente del pensar puro y su autoconocimiento, y en consecuencia, no
puede acreditarse la vinculación entre los polos mencionados ni cumplirse los
objetivos de la Lógica.
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Newton’s analysis of configurations and Hegel’s conceptual analysis
Miguel Herszenbaun
Y la
existencia de Dios no puede darse por su esencia, porque su esencia es la
existencia, ni mucho menos luego afirmar su existencia por medio de un
imperativo categórico, para darle base a la razón practica, eso es forzar
perdiendo la organicidad del espíritu, es en esa organicidad que la
existencia de Dios se ira develando. El argumento ontológico inicia el camino
de esa organicidad al pedirnos ir más allá de lo concebible, negando el campo
del entendimiento.
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