Condensación y desplazamiento IV
En esto
vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin
embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
28Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo
a los hombres:
29Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.
¿No será éste el Cristo?
30Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
31Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
32El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no
sabéis.
33Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído
alguien de comer?
34Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me
envió, y que acabe su obra.
35¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue
la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya
están blancos para la siega.
36Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida
eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
37Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra,
y otro es el que siega.
38Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros
labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Discípulo
Joel Agón -Maestro ¿Cómo segaremos los frutos del árbol de la vida si lo que
encontramos son los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal?
El dragón te invita a vivir una vida
de conocimiento, esto sucede cuando leemos el Genesis desde el ‘’tiempo
mítico’’, y no desde un tiempo histórico , por otro lado, diferenciamos entre
el ‘’espacio sagrado’’ y el ‘’espacio profano’’(Mircea Eliade), vivir en el
conocimiento es ser como dioses( Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él,
serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal.
Génesis 3:5), hasta aquí el dragón no miente, pero vivir en el conocimiento, es
vivir fuera del ‘’espacio sagrado’’, aquí el dragón los engaña.
Sin embargo, vivir en el ‘’espacio
profano’’ es una decisión y eso se llama ‘’libre albedrio’’. Tener ‘’libre
albedrio’’ incluso para negar todo ‘’espacio sagrado’’: Ateísmo.
El dragón sabe que vivir en ‘’libre
albedrio’’, lleva a salir del ‘’espacio sagrado’’, por lo tanto, alejarse del
‘’ser’’. Sin embargo el dragón plantea algo mas profundo sobre la naturaleza
del mal y es ¿Cómo es posible que el hombre participando en dios, pueda
utilizar esa participación para obrar el mal?
El desafío del dragón a Dios es esto:
Dios no creo el mal, sin embargo, de ese acto increado, se hace algo contra
dios, desde la interioridad de Dios.
Lo que hace el dragón, es mostrar las
contradicciones del mismo dios, desde su interioridad(pero ojo luego, el mismo
dios judeocristiano, responderá con la venida de cristo, pero esto es otro
tema).
Luego hay algo que el dragón, no tomo
en cuenta, es la nostalgia del hombre moderno y pre moderno de descubrir lo
‘’real’’ y volver a lo sagrado. Volver al paraíso(esto ultimo se ha recreado en
la modernidad, con las filosofías políticas)
Esto es un relato mítico, y no
histórico.
¿Es el espacio sagrado
el del paraíso? No lo creo para que haya un espacio sagrado tenia que hacer un
espacio profano y en el paraíso no hay dualidad, es luego que se pierde este
espacio que todas las civilizaciones intentan recrear este espacio, y así fundan sus ciudades con un axismundi y lo que este afuera
del cuadrado y su cetro es profano pero pienso que los mas importante en Mircea
Eliade es saber que ese espacio sagrado esta antes del tiempo, así que las
ciudades pre históricas revertían el tiempo mirando hacia atrás, no viviendo un
tiempo lineal sino cíclico de eterno retorno al paraíso, que era ese espacio
tiempo sagrado, más ¿Con la venida de Cristo volvemos al espacio tiempo
sagrado? No, en el hinduismo, en el budismo y en todas la religiones orientales
que tan bien estudia Mircea la cuestión es un vuelta a lo sagrado, salir del
samsara no es otra cosa que salir del tiempo y sus reencarnaciones pero en el
cristianismo la visión es hacia delante purificando lo profano devolviéndonos
en el futuro a lo santo donde lo sagrado y profano son uno.
Maestro
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Emanuel
Unas consultas
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Emanuel
Al señor Badani le he oido decir en Vivo que ADAN y EVA
no eran inmortales, porque JEHOVAH les impide volver para que no coman del
arbol de la vida y vivan para Siempre, segun Badani JEHOVAH les dijo que
moririan el dia que comieran del fruto del arbol de la ciencia, pero algo paso:
NO MURIERON
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También dijo que según el texto hebreo hay una
palabra para decir "Desconocido" y lo aplican al tetragramma, lo
curioso que menciona es que esa palabra hebrea tiene otro significado : "
contrario, inverso " ... Entonces si se lee Al revés YHWH sería así HWHY(
HW HY, osea JU JI : VARON MUJER ) ahora Yo voy a añadir que esto es un
significado que recuerda al mito del andrógino del Banquete porque es exacta la
descripción de los andróginos con la opinión que tienen los sabios de Israel de
que Adán y Eva estaban unidos espalda con espalda, y también encaja con el
dibujo de Leonardo da Vinci del hombre de Vitruvio: está visto de frente( por
una sola cara ) tal cual las dos descripciones anteriores con dos pares de
brazos y de piernas además de que lo dice muy claro Leonardo ( un círculo es
femenino, un cuadrado es masculino y ambos estan unidos )
A ver lo que yo puedo comprender por ahora es que Adan y Eva
son una figura simbolica y como tal reflejan la imagen de Dios en su comunión
esto no quiere decir que eran una sola carne literal sino que estaban
integrados en su inocencia, no eran inmortales esto tambien me queda claro de
hecho yo comprendo al Árbol de la vida como una figuración de Cristo mismo el
modelo del arquetipo en sí mismo donde todo vuelve a estar integrado ya no en
la inocencia sino en la santidad. Pero esta es una figura simbólica ¿Qué quiere decir? Que la podemos voltear de un lado
y del otro e interpetar de mil formas ¿Cual es la interpretación correcta?
Ninguna y todas más aquella que revela la presencia de esa comunión en la vida,
esa supera toda interpretación y simplemente es.
Así mete la mano al
rio ¿Puedes objetivarlo?
Emanuel-No
¿Puedes subjetivarlo?
Emanuel-Si lo pruebo…es dulce y amargo
Esa es tu representación pero en la representación no hay
verdad
Emanuel-Y ¿Dónde hay verdad?
En el espíritu superando toda contradicción
Emanuel-¿Y cómo conozco al Espíritu?
Te lanzas al rio y
nadas
Emanuel-Me destruirá
Si y te construirá un nuevo ser
Herbert- mira este peruano de oro
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quipu quantum
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trabaja en alemania
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tiene su instituto
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gracias lo escucho no comparto su visión pero me
parece que esta articulado
yo si, en una parte del video expresa el conpceto y el quehacer de la
ciencia
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Herbert
no es solo pensar
el acontecer del ser esta en el pensar y en su inversión al
trabajar siempre amando.
cristo no amaba en los terminos que expresas
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Jesus uso la violencia fisica
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si eres cristiano deberias reconocerlo
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o no crees que uso la violencia fisica
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tambien la verbal, su racismo
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lee en los evangelios
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la mujer le dijo a cristo...permite siquiera que
los que no pertenecemos o somos invitados a la fiesta del senior : COMER LAS
MIGAJAS QUE SE LE HECHAN A LOS PERROS( hablando de la relacion entre judios con
los Gentiles
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escuchando ello cristo, dio valor a su fe y la sano
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jesus da el ejemplo, no puedes superar el amor de
jesus
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o lo superas a Jesus?
Si comprndes en Cristo el acontecer del campo ontologico
mismo la palabra violencia no seria la adecuando entendiendo que desde el otro
lado es violencia terrible, pero seria como deciar que la naturaleza es
violencia cuando lo que intenta es volver a su curso
entonces la violencia es permitida
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Herbert
porque el ser humano es naturaleza tambien
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Herbert
eso que expresas , es idealismo
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Herbert
zigsageas
Oh por supuesto nuestro trabajar es violencia destruimos
para transformar más el que trabaja en
nosotros es el Espíritu Santo
el ser humano quiere volover a su curso tambien lo que le corresponde
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Herbert
cristo dio el ejemplo
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Herbert
sin pensarlo ni meditarlo
Comprendo pero el ser humano debe de volver a su curso
primero ¿Has vuelto a tu curso?
Al curso de la vida es decir ¿Has dejado que la
espada de Cristo penetre tu corazón?
Reflexiona en esto
profundamente lee las palabras del maestro Kenji Nishitani con atención y veras
que al recuperar el curso de la vida intercederas por los otros pidiendo misericordia
Debemos tener presentes al mal y al pecado como cuestiones elementales
para el hombre y considerarlos como problemas de la realidad.
Lo habitual es también plantear preguntas sobre estas cosas
simplemente desde el campo de la conciencia. En concreto, nos referimos al yo
como el que comete el mal, sobre todo cuando tiene que ver con alguien más,
pero también aun cuando solamente estamos involucrados nosotros. De hecho,
hacemos del yo y del mal dos realidades separadas, o en el mejor de los casos,
imaginamos el yo como si fuera el tronco de un árbol del cual proceden las
hojas y de las ramas el mal. Esta dicotomía aparece, porque pensamos el yo y el
mal por medio de representaciones que se adecúan a ellos en el campo de la
conciencia. No obstante, el mal y el pecado se hacen presentes como realidades,
real y verdaderamente, sólo cuando son constituidas más allá del campo de la
propia conciencia. Kant estaba pensando en ese campo cuando concebía el «mal
radical» como algo que tenía sus raíces en el fundamento del sujeto mismo -en
el «fundamento subjetivo último de todas las máximas»- y como un «acto inteligible»
(intell igible ThatY del mismo sujeto, aunque como aquel que precede a todas
las acciones temporales y las experiencias del sujeto. Por el contrario,
solemos asociar el mal y el pecado con acontecimientos del mundo de la experiencia temporal. Detenerse
aquÍ es fjarse
en las hojas y las ramas y, sin embargo, olvidarse de las raíces. La conciencia
radical del mal adviene cuando se rastrea la fuente elemental de los males
particulares temporales hacia el fundamento mismo de la propia existencia.
Cuando Kant dice que el «mal radical» precede a todas las experiencias
temporales como algo que tiene sus raíces en el fundamento del sujeto, no
quiere decir que presuponga una mera precedencia cronológica, como hacemos, por
ejemplo, cuando hablamos del «tiempo anterior a nuestro nacimiento». Quiere
decir que llegamos a ser conscientes del mal como algo que reside directamente
bajo el tiempo presente, como algo que desde dentro del tiempo lo resquebraja;
esto es, que realizamos el mal en el fundamento transtemporal del sujeto. O
dicho de otra manera, el mal aparece en la realidad del fundamento de la propia
existencia, en aquel «momento» al que Kierkegaard se refiere como «el átomo de
eternidad en el tiempo». Puesto que el mal se hace presente a sí mismo en el
fundamento del propio sujeto, no podemos quedarnos satisfechos con hablar del
mal como algo que el yo comete. Es algo sustancial que se presenta tal como es,
en el fundamento de la existencia del yo. No puede ser comprendido desde el
punto de vista del yo como agente; en este sentido, no puede ser apresado por
el yo, porque precisamente se hace presente a sí mismo como una realidad tal
como es. Incluso el mal radical no es algo que venga al yo desde alguna parte
exterior al yo, sino que pertenece sólo al propio sujeto como realidad que hace
sentir su presencia en el fundamento del sujeto. El mal radical hunde sus
raíces de forma elemental en el fundamento del sujeto, que a través de su
realización (conciencia) del mal radical, recibe en su propio fundamento la realización
(actualización) del mal tal como es. Por eso Kant no pudo sino concebir el mal
radical como acto inteligible. De este modo, el mal puede ser realizado en un
sentido verdaderamente subjetivo, es decir, en su realidad o tal como es, más
allá del campo de la conciencia
en el que podemos referirnos al yo como el que ha cometido el mal. Sólo
entonces el mal del yo es susceptible por primera vez de ser apropiado
verdaderamente. Un mal del propio yo, cuya realización elemental es el yo, no
es simple y exclusivamente un mal del yo. No es un mal inmanente sólo al ego,
aislado autoconscientemente. Como Kant había visto ya en el caso del mal
radical y Kierkegaard con el
pecado original, este mal o pecado es característico de la
humanidad como un todo y, al mismo tiempo, pertenece a cada individuo. Este mal
oculto en el fundamento en donde el yo está junto a todas las cosas (o bien,
con todas las cosas vivas, o, al menos, con toda la humanidad) se presenta a sí
mismo como una «gran realidad» en el fundamento subjetivo del yo. Justamente
esto lo hace una realidad. Además esto explica por qué el budismo piensa el mal
en términos de karma «desde el tiempo pasado sin principio» y avidya (la
oscuridad de la ignorancia) , y por qué el cristianismo empieza con la idea de
un pecado original transmitido de generación en generación. Cada uno de estos
conceptos contiene una percepción real del mal y del pecado. En el cristianismo
se dice que la existencia pecadora del hombre es resultado del pecado de
desobediencia de Adán contra Dios, y a su vez, éste es interpretado como si
nosotros mismos hubiéramos cometido el pecado en Adán. Esto supone, de forma
más subjetiva y existencialmente, que tanto la pecaminosidad del yo como la de
toda la humanidad se hacen presentes, en un sentido elemental, como una
realidad y, que esta realidad como tal se actualiza y se apropia en nuestro sí
mismo. Esto es, por decirlo así, una apropiación del mal de todos los hombres
desde el mal del yo y, al mismo tiempo, una apropiación del mal del yo desde el
mal de todos los hombres. Las nociones budistas de karma y avidya deberían ser
tomadas como señales que apuntan hacia el mismo sentido de la realidad del mal.
Sólo en la religión el mal y el pecado se hacen presentes tal como son, como
realidad. El crimen y el mal son asuntos discutidos por las ciencias sociales,
como el derecho y la economía, así como por diversas ramas de estudios de la
cultura , sin embargo, son tratados en su mayoría de forma objetiva. En el
ámbito de la ética se convierten, principalmente, en problemas, en el sentido
subjetivo del término, pues, por vez primera , se relacionan con el sujeto de
cada persona individual y se convierten en asuntos de responsabilidad
individual. Tan sólo en la ética el modo de ser personal se revela a cada
sujeto individual. La llamada teoría del condicionamiento medioambiental del
crimen y del mal aparece cuando la moral y la ética son diluidas y reducidas a
cuestiones sociales y culturales. De acuerdo con esta teoría, el mal y el
crimen causados por los seres humanos son completa responsabilidad de su
entorno. Decimos que la sociedad tiene la culpa. Esta manera unidireccional de
ver las cosas bloquea al hombre el camino del despertar personal y,
paradójicamente, hace de la vida social el mayor mal. De aquí el sentido
especial de la ética y la necesidad de una educación moral. A pesar de la
importancia de la ética , todavía trata el pecado y el mal únicamente desde el
campo del ego, como algo que el yo ha cometido. Hay situaciones en las que este
tratamiento es adecuado, pero sus limitaciones impiden al pecado y al mal
aparecer en su verdadera realidad. En la ética , el hombre no alcanza una
apropiación del mal y del pecado del yo mismo, que sólo es posible en la
religión. y por esto Kant, que había considerado el mal en su ftlosofia moral
sencillamente como la inclinación hacia el amor propio inmanente en el hombre,
no pudo eludir el concepto de «mal radical» en su filosofia de la religión.
Esto nos remite de nuevo a la diferencia básica entre la ética y la religión,
paralela a la diferencia entre la religión y la ftlosofia apuntada en la
discusión sobre la duda. Aquí se puede recordar ahora la famosa controversia
entre Karl Barth y Ernil Brunner sobre el problema del pecado original. En
oposición a Barth, para quien la «imagen de Dios» en el hombre estaba
totalmente corrompida por el pecado original, Brunner reconocía esta corrupción
total, pero iba más allá para argumentar la causa: el aspecto formal de la
imago Dei sobrevive a la corrupción para proporcionar un «punto de contacto»
(Anknüpfungspunkt) con la gracia divina. Sin embargo, si tomamos el pecado como
una «gran realidad» , en el sentido comentado antes de que se hace presente en
el fundamento del propio ser más allá del yo consciente, entonces, se hace
imposible separar la forma del contenido en la propia existencia (y aún menos
en el ser humano) que es la actualización de aquel pecado. La propia existencia
como un todo (de la humanidad en general) debe ser asumida como corrupta.
Aunque la corrupción total fuera la última palabra sobre la condición efectiva
de la imago Dei en el hombre, quedarían sin respuesta algunas preguntas: ¿cómo
puede el hombre buscar a Dios y cómo puede saber que lo ha encontrado?, ¿cómo
puede tener conciencia del pecado?, ¿cómo puede oír la llamada de Dios? Por
tanto, aquel «punto de contacto», que Brunner intentaba sugerir, no es algo
infundado. Por otra parte, si ponemos algún límite a la totalidad de la
corrupción del interior del hombre nos arriesgamos a distanciarnos de la
verdadera pecaminosidad humana, por lo que el lugar de contacto debe estar
presente de alguna manera en el interior
de la misma corrupción total. Creo que este lugar debe hallarse en la
conciencia del hecho de la propia corrupción total. Tal conciencia señalaría la
realización (actualización y apropiación) de la impotencia absoluta del yo para
producir su propia salvación de la muerte espiritual del yo en pecado, o de la
nihilidad misma. Cuando el yo logra ver la actualización del pecado como una
«gran realidad» y el pecado es apropiado, entonces la consiguiente
desesperación -esto es, la pérdida de toda esperanza en una posibilidad de
escape y el despertar del yo a su nada y a su impotencia- necesita verse como
una nada convertida en un campo de alguna manera capaz de recibir el amor
redentor de Dios. Toda esta esperanza en el poder del yo se ha revelado como
desesperanza que no le abre ningún horizonte de posibilidad, y de hecho
equivale a la posesión total del yo por el pecado, a su identificación con el
pecado y a su transformación en pecador. No obstante, en el caso de la
realización anfibológica del pecado vemos aparecer la nada del yo para servir
como locus (como el espacio -XÓJpa- del que habla Platón en el Timeo) en el que
recibir el amor redentor. Puesto que este mismo locus es el punto en el que la
esperanza ha huido del yo y es pura nada puede decirse que se ha abierto desde
el lado de Dios por el amor de Dios. Sin embargo, aún aSÍ, se le comunica como
el locus para recibir ese amor, y por eso no es meramente un «punto de
contacto». Para Brunner, el Anknüpfungspunkt se sitúa en la razón humana y,
como tal, es inmanente al yo. El locus de la nada al que me he referido es el
punto en cual el yo es una nada, ha dejado del todo de ser un yo y ha llegado a
ser la realización del pecado como una «gran realidad». Además, ya que el yo es
anulado, éste es el locus donde el amor de Dios puede ser aceptado realmente,
tal como es. Este locus de la nada no es un atributo innato de la existencia
humana como lo es la razón. No podemos referirnos a él como un locus corrupto
ni como un locus incorrupto. Es simplemente nada, la nada que aparece en el
despertar del hombre en situaciones límite. Si nos vamos a referir a ella como
una especie de aspecto formal de la realidad, entonces no nos está permitido
hacerlo como una forma distinta del contenido, sino más bien como la forma sin
forma de la totalidad de contenido y forma, de la que se ha dicho que como tal
era corrupta.
También el amor de
Dios es contemplado como el amor de quien se vació a sí mismo (la kenosis de
Dios, manifestada en la ekkenosis de Cristo, quien «se vació a símismo, tomando
la forma de un siervo») para salvar a una humanidad pecadora. La nada que se ha
constituido en la realización (apropiación) del pecado puede ser pensada como
correlativa a esta kenosis divina. La aceptación del amor divino es denominada
fe. Esta fe, a pesar de que sigue siendo todo el tiempo una fe del yo, es
fundamentalmente distinta de la fe del sentido común que sitúa al yo como su
agente. En el uso ordinario, la fe es un acto representado por el yo, inmanente
a él y surgido de su interior como una intencionalidad hacia algún objeto.
Sucede de igual forma aún si nos referimos al creer en uno mismo. La creencia
en todas sus formas no sale del campo de la conciencia y de la autoconciencia.
No obstante, la fe en la religión surge sólo en un horizonte en que este campo
ha sido superado y el marco de constitución del ego ha sido derrumbado; el
pecado llega a ser realizado dentro del yo y de todos los hombres, o de todos
los seres sentientes (sattva). De este modo, la fe, que implica la salvación
como conversión desde ese pecado, debe ser también una «gran realidad». En este
sentido, en el cristianismo y en el budismo podemos hallar el concepto de fe
como una realidad. En el cristianismo, la fe es considerada como una gracia que
fluye del amor divino. El budismo distingue entre dos tipos de fe profunda: la
fe en su sentido primordial vista como la transferencia del «poder del voto
original» (esto es, la voluntad salvífica) del Tathiigata (Buda) en dirección a
todos los seres sentientes. Se conoce como fe dharma que, cuando a su vez se
encuentra con el despertar al pecado humano, se convierte en fe humana. En el
cristianismo, la fe en Cristo significa ambas cosas: el testimonio y la
apropiación del hombre del amor redentor de Dios, y también la actualización y
el testimonio de Dios en el hombre de su propio amor divino. En ambos aspectos,
la fe es la acción del Espíritu Santo como amor de Dios que establece un
vínculo real entre el hombre y Dios, actualizado y apropiado en la fe. Como
está escrito: «El que se une al- Señor se hace un solo espíritu con él» (1 Cor
6, 1 7) En el budismo, el nombre de Amida es tomado como signo del cumplimiento
del voto de compasión del Buda y, de hecho, es el nombre para la unidad del
Buda y de todas las cosas. La actualización de la «gran compasiÓn» de Buda y el
testimonio de la fe por parte de los seres sentientes son considerados como
realidad, como una sola realización, cuando el nombre de Amida viene a la mente
y es pronunciado por los labios de los seres sentientes. En este aspecto,
prestemos atención a un pasaje del Shüjisho de Kakunyo, un texto de la
tradición del budismo de la Tierra Pura: Sin la práctica del devoto que abre su
corazón a la fe en el nombre del voto del Buda Amida de salvarlo todo y no
abandonar a nadie, la promesa no sería cumplida plenamente. Sin el voto del
Buda de salvarlo todo y no abandonar a nadie, ¿cómo se cumpliría plenamente el
deseo del devoto para un renacer en la Tierra Pura? Por eso se dice, «¿no es el
voto el nombre y el nombre el voto? ¿No es el voto la práctica del discípulo y
el discípulo el voto?». Por tanto, este tipo de fe indica, en general, el punto
en el cual el yo llega a ser él mismo verdaderamente. La realización elemental
del mal y el pecado, el campo de la nada abierto en esta realización y la
aceptación de la creencia en la acción salvadora significan, cada uno a su
propia manera, el punto en el cual el yo llega a ser sí mismo como algo
absolutamente único, el punto más privado del yo, el punto de vista del «hombre
solitario» de Kierkegaard. Nadie más puede tomar el lugar del yo, e incluso el
yo del lenguaje corriente, esto es el yo como ego, de igual modo es incapaz de
reemplazar al sí mismo. El ego representa la subjetividad de lo individual,
pero, como el punto de vista del ego, también puede ser universalizado como el
punto de vista de los demás, característica ya evidente en el cogito, ergo sum
cartesiano. Por otro lado, la fe marca el punto en el cual el yo es solitario y
llega a ser el sí mismo real y verdaderamente. Pero, al mismo tiempo, esta fe
no es simplemente un objeto del yo; sin embargo toma la forma de una realidad.
En san Pablo lo hallamos expresado como fe en quien «se entregó a sí mismo por
mí» (Gál 2, 20). Shinran destaca de forma similar: «Cuando considero
profundamente el voto que fue dado por la meditación de Amida durante cinco
ka/pas, me convenzo de que el voto fue hecho totalmente y únicamente para la
salvación de mí mismo»4. Esta realidad tiene lugar al mismo tiempo que la
negación y afirmación absolutas del yo solitario. La salvación está referida al
amor de Dios, pero es un amor que difiere esencialmente del amor humano. Por
ejemplo, escuchamos a Jesús proclamar: «No penséis que he venido a traer paz a
la tierra; no he venido a traer paz sino espada» (Mt 10, 34). En el zen se
conoce como «la espada que mata al hombre» y la «espada que da la vida al
hombre». Esto niega el yo egocéntrico del hombre, el yo del pecado elemental,
desde el mismo fundamento de su ser. Así, abre paso a la nihilidad y a la
muerte espiritual implícita en el pecado y, de ese modo, posibilita al ser
humano heredar la vida eterna. El amor del que habla Jesús es como una espada:
«Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la
encontrará» (Mt 16, 25). La fe, como actualización-en-Ia apropiación del amor
de Dios comprende necesariamente el amor al prójimo, y además, este amor
adquiere el significado de la espada. Cuando san Pablo usa la palabra
(JEÓ7TVEVUTO<;, «inspirado por Dios» (2 Tim 3, 1 6), no quiere decir que
tengamos el aliento del Espíritu Santo en nuestro interior, sino que nuestro
verdadero ser llega a ser «aliento de Dios», a través del aliento (espiración)
del propio Dios. Ésta es la realidad de la fe y el renacimiento en ella. Los
antiguos expresaban una idea similar en el dicho «el canal se forma con el agua
que fluye». Es decir, el agua no fluye en una vía dada llamada hombre, sino que
fluye libremente por su propio camino, y así forma su propio canal llamado «el
hombre nuevo». La realidad de este renacimiento, de esta nueva creación, es la
afirmación absoluta nacida de la negación absoluta. Para el hombre que ha
renacido, alentado con el aliento de Dios (el Espíritu Santo), el amor al
prójimo debe tomar el carácter del amor que es al mismo tiempo la espada, y la
espada que es al mismo tiempo el amor. Así es como la fe y el amor deben ser en
el mundo, si se mantienen como testimonios del amor de Dios que dice de sí
mismo: «Aquéllos a quienes amo, reprendo y castigo» (Ap 3, 1 9). En el budismo
se dice que «quien reza para nacer en la Tierra del Euda renacerá y residirá
allí en un estado de no-regresión». En el momento en que brota un acto puro de
fe, esta fe se constituye como estado de no-regresión a través del cual el
creyente entra en un estado de «recta confirmaciÓn». Es de este modo, porque
esta fe no es meramente un acto consciente del yo, sino una actualización, en
el interior del yo, de la realidad a la que nos hemos estado refiriendo. Es
llamado estado de noregresión, porque es el momento en el cual el creyente
entra en la certidumbre del renacimiento instantánea e irremisiblemente. En
aquel «átomo de eternidad en el tiempo», la posibilidad del renacimiento es
transformada en una necesidad por el poder del voto original del Euda. En la
frase «el renacimiento inmediato en la Tierra Pura», la palabra «inmediato»
enfatiza la instantaneidad del momento de la conversión en el que la
transitoriedad ilusoria del karma, que se extiende sin principio desde el tiempo pasado, es absolutamente
negada, y el renacimiento en la Tierra Pura está garantizado y confirmado. Anteriormente
utilicé la expresión «átomo de eternidad en el tiempo» en referencia al momento
del despertar del sí mismo al mal radical en el fundamento de la subjetividad.
Entonces también señalé que la nada del yo se hace presente en ese despertar al
mal y llega a ser el locus de la conversión. La consecución directa del
nacimiento a la Tierra Pura debe representar un momento del mismo tipo en el
que tenga lugar una metánoia. Es el momento de la conversión al nacimiento a
través de la muerte, en el cual la negación y la afirmación absolutas son una,
como indican frases como las siguientes: «El primer instante es recibir, por la
fe en el voto original, el fin de la vida; el siguiente instante, es alcanzar
directamente el nacimiento en la Tierra Pura, es el principio inmediato de la
vida». Éste es el momento del firme abandono al Buda Amida en un acto puro de
fe. Por lo tanto, como escribe Zendo (en chino, Shan-tao) en el Hanshüsan:
«Cuando inclinamos nuestras cabezas en veneración al Buda, todavía estamos en
este mundo; cuando las alzamos, hemos entrado ya en el reino de Amida». Hasta
ahora nos hemos referido a diversas cosas como reales: cosas, acontecimientos y
procesos mentales. Sin embargo, también hemos dicho que su realidad puede
hacerse presente como su realidad original, en la que esas cosas son en sí
mismas, tan sólo en un horizonte en el que el campo de la conciencia ha sido
traspasado, y hemos mencionado en qué consiste, al final, este horizonte. Hemos
indicado brevemente que la nihilidad se hace presente cuando el campo de la
conciencia es superado y que esta nihilidad también es real, aún cuando esto
quiera decir que las cosas y los procesos mentales se vuelvan irreales. Luego
surgieron los problemas de la duda y del pecado y el mal, que tratamos como
casos de la nihilidad que emergen en la forma de un despertar espiritual en el
fondo del ego autoconsciente (esto es, en el fundamento de lo que normalmente
es pensado como subjetividad). También nos referimos a la cuestión de la fe
como una conversión desde la duda o desde el mal y el pecado. Destacamos que,
aunque todas esas cosas nos pertenecen como nuestras, en primer lugar son
reales en sí mismas y sólo llegan a ser nuestras realmente cuando podemos
despertar al sí mismo en ellas, en otros términos, cuando se nos presentan tal
como son.
En este sentido, lo que dijimos a propósito de la conversión
o de la metánoia, y de la negación y afirmación absolutas, es un asunto de la
propia realidad y surge en el interior de la «gran realidad». Efectivamente,
esta realidad no es algo meramente objetivo y separado de nosotros; si lo
fuera, estaríamos en el campo de la conciencia. Cuando nos lanzamos a la
realidad del mal o de la fe, de tal forma que llegamos a realizar en nosotros
su actualidad, tiene lugar una conversión dentro de la misma realidad siendo
nosotros su eje: experimentamos una metánoia real.
Autoconciencia 1→←1 Razón
Autoconciencia del mal 1← 1 Razón
Autoconciencia de la espada de Dios 1→ 0 Fe
→Espíritu absoluto 10
Aquí apelamos a que
la autoconciencia acepte ese flujo desde su libertad comprendiendo ontológicamente
el mal y su superación en el don de la fe y en esa fe dejando que la espada que es amor
lo traspase
Herbert- puro idealismo a favor de los que matan a la humanidad
Más si los hombres no vuelven al curso del Espíritu
y encima lo bloquean existiendo en el mal Cristo prefirió morir que matar para darles una oportunidad hasta
su segunda venida y es eso lo que yo
elijo.
Herbert- Cristo murio, en el golgota, ya casi
muriendo les dijo a los judios: MI SANGRE SERA DERRAMADA sobrevosotros
Eso lo dijeron los judíos
¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo?
—preguntó Pilato. —¡Crucifícalo! —respondieron todos. 23 Pero él dijo: —¿Por
qué? ¿Qué crimen ha cometido? Pero ellos gritaban aún más fuerte:
—¡Crucifícalo! 24 Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se
estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente.
—Soy inocente de la muerte[a] de este hombre —dijo—. ¡Allá ustedes! 25 —¡Que la
culpa de su muerte[b] caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos! —contestó
todo el pueblo.
porque hasta en el antiguo testamento esta escrito tambien
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Herbert
el pueblo judio pidio al gobernante que suelte al delincuente barrabas y
que crucifique a jesus
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Herbert
el pueblo judio enardecidamente lo pidio
cristo dijo si: Padre perdonalos porque no saben lo que hacen
pero despues que?
mi sangre sera derramada sobre vosotros
que paso despues a lo largo de la historia con ese pueblo
arrasados y asesinados de la forma mas asquerosa
Estas confundido eso no lo dice Jesús en el siempre estara
el perdon pero si no quieres pedir perdon pues el perdon no se te da
ese es el jesus terrenal, humano
jesus es el ejemplo
de vida
maestro
por eso se le decia maestro
el que aprende dice maestro al que lo forma
Herbert
yo soy cristiano
Ese es tu Jesús pero la verdad no esta en alcanzar nuestra
propia representación sino en superar sus contradicciones en el absoluto y en
la experiencia pura
cuando muramos ya no va aver esas contradiciones, pasaremos a
otra dimension
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pero aca existimos
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cristo dijo que volvera, todo ojo lo vera y vendra
con VARA DE HIERRO, no a perdonar a la humanidad, sino a regir autoritariamente
al mundo
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junto con su iglesia, con los que lo amaron y
fueron fieles
si aca estamso fuera de nostros mismos es decir fuera de
Dios pero sino regresas a el, estaras atrapado en tu infierno ilusorio aun
despues de esta vida
La metanoia es un acontecer de la realidad misma el universo
se convierte en esa conversión
Herbert
ojo ah VARA DE HIERRO,
asi vendra y todo ojo lo vera, que mas testimonio
Asi será
eso esta en los evangelios
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Herbert
no es todo amor
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Herbert
es viiolencia
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Herbert
tambien
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Herbert
tambien, aclaro
No es violencia el amor vuelve todo a su curso y aquello que
se oponga sera destruido
porsupuesto
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Herbert
tienen que volver a su curso lo que algunos hombres han arrebatado y
alterado por interes
asi es
pero no con el amor
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Herbert
cristo de una ves por todas ya establecio en sus palabras profeticas
Siempre es el amor
vendra con violencia y
vara de hierro
otra vez desde la mirada amplia no es violencia Cristo no
esta violando nada ni a nadie es solo el amor volviendo a tomar su curso
incluso, a los que
fueron media tinta en la fe, dios padre les dira a aquellos tibios, apartados
de mi malditos, los vomitara de su boca al infierno
por supuesto eso solo lo puede reclamar el amor
si negamos esto( hay una lista infinita de hechos biblicos
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Herbert
si lo negamos, no quedaria nada
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Herbert
la violencia esta presente en el nuevo testamento
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Herbert
en el antiguo,peor
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Herbert
te podria hacer una lista larga de pasajes en el evangelio, donde esta
el ojo por ojo, el racismo del pueblo judio con los gentiles
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Herbert
eso no es amor creo
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Herbert
por otro lado, es perfectamente comprensible y respetable que cada quien
tenga una interpretacion de los evangelios
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Herbert
eso no se discute ni cuestiona
Claro que se discute y cuestiona si la contradicción no ha
sido superada no hay verdad
Venimos haciendo alusiones a Dios a pesar de que una de las
preguntas de nuestra época es si existe o no un Dios. No es que el ateísmo no
existiera en la antigüedad, pero hay cualidades especiales del ateísmo
contemporáneo que lo hacen distinto a como era antes. Nos encontramos en un
momento en el que el ateísmo ha sido elevado a la posición de servir como
sustituto de las religiones teístas; en el que pretende servir como fundamento
último para nuestra existencia y señalar el telos último de la vida humana; y
en el que, de acuerdo con esto, ha venido a darse como el único punto de vista
comprehensivo y suficiente para el hombre moderno. Este desarrollo es visible
en el marxismo y en el existencialismo ateo. Como ejemplo de este último,
podemos examinar el existencialismo que Sartre presenta como un humanismo. Para
Sartre, el existencialismo no es otra cosa que un intento de llevar a las
últimas consecuencias una posición atea coherente: «Queremos decir que Dios no
existe, y que de esto hay que sacar las últimas consecuencias»5. Ya en el siglo
pasado la gente decía que Dios se había convertido en una hipótesis anticuada,
inservible, y que era posible establecer, simplemente desde el punto de vista
del humanismo, una serie de valores a priori que proporcionasen normas para la
sociedad, la cultura, la moral, etc. Éste era una especie de humanismo optimista
en general, una de cuyas expresiones más vigorosas está fundada en la
aproximación antropológica de Feuerbach. Sin embargo, el humanismo de nuestra
época, dice Sartre, es un existencialismo
que «piensa que es muy incómodo que Dios no exista»6. Para ilustrar el punto de
partida del existencialismo cita las palabras de Dostoievski «si Dios no
existiera, todo estaría permitido». Para Sartre, el fundamento de la existencia
humana es la nada (néant). La base del existencialismo está constituida por el
hecho de que el hombre no encuentra nada a qué agarrarse, ni dentro ni fuera de
sí mismo. Es más: la razón por la que el existencialismo está basado en el
ateísmo es que hemos despertado al hecho de que la nada que encontramos en el
fundamento de nuestro ser es una con ese fundamento y es la base de nuestra
propia subjetividad. Por eso, Sartre describe el existencialismo como un punto
de vista subjetivo. El ateísmo, o la aftrmación de que el hombre no encuentra
nada en qué conftar, dentro o fuera de sí mismo, aparece entonces como una
profundización de la subjetividad humana. Aquí, Sartre conecta con el ego
cartesiano. En su opinión, desde el punto de vista de ese ego, poseemos la
verdad absoluta de la conciencia despierta. No existe otra verdad que nos pueda
servir como punto de partida. A pesar de que Descartes tomaba su punto de
partida de una vuelta al ego del cogito, ergo sum, su ego no tenía más opción
que postular a un Dios más allá de sí mismo, un Dios cuya veracidad estaba
fuera
a sí mismas aquÍ y ahora, tal como son, en su realidad
original. Se presentan a sí mismas tal como son, en su tathata, esto es, en su
«no-apego». Ver la nada en el fundamento de la existencia del yo a la manera de
Sartre, es ver el yo sin un fundamento en el que permanecer. Sin embargo, la
nada que supone que no hay fundamento se posiciona como un muro que obstruye el
camino de uno y que se vuelve de algún modo fundamento, por eso podemos decir
que aún hay un fundamento. Sólo la vacuidad absoluta es el verdadero
«no-fundamento» (Ungrund). En él todas las cosas -desde una flor o una piedra a
la nebulosa estelar y los sistemas galácticos, e incluso la vida y la muerte
mismas- se hacen presentes como realidades sin fondo. Se revela su realidad sin
fondo. La verdadera libertad reside en este no-fundamento, mientras que la
libertad de Sartre es todavía esclavitud, un hueco en el cual se proyecta el yo
que queda aferrado como una estaca en la tierra. Éste es el punto de vista del
apego. Puede ser llamada libertad hasta cierto punto, pero en un sentido más
elemental es la esclavitud más profunda. Para Sartre, «solo hay realidad en la
acción» y «cada hombre se realiza al realizar un tipo de humanidad»9. El
sentido de estas palabras debería ser claro por todo lo que hemos dicho hasta
ahora. No obstante, el caso es que: ¿desde qué horizonte está referida aquí la
acción para ser llevada a cabo? ¿Desde qué horizonte vamos a realizar el yo al
realizar un tipo de humanidad? Para que la acción sea verdadera no puede
detenerse en la nada a la que se refiere Sartre. Por ejemplo escribe: «Cada uno
de nosotros realiza lo absoluto al respirar, al comer, al dormir, o actuando de
una manera cualquiera. No hay ninguna diferencia entre ser libre [oo.] y ser
absolutO»IO. Estas palabras suenan a las de un maestro zen, pero el hecho de
que actividades tales como comer, beber y dormir sean actividades absolutas en
sí mismas no es resultado de ese punto de vista. Tampoco la realización de un
tipo de humanidad es posible desde el punto de vista del humanismo como lo
entiende Sartre. Debe haber algo que indique la realización de un hombre nuevo,
que se origine en la negación absoluta de lo humano. Nuestras acciones como
individuos consiguen ser verdaderamente actividades absolutas cuando surgen en
el horizonte que se abre tan pronto como el hombre escapa de la cueva del ego
ermitaño y atraviesa la nada en el fundamento del ego, es decir, sólo cuando
las acciones se hacen manifiestas en aquel punto en el que se ha derrumbado el
campo de la conciencia, donde las acciones que se dicen del yo siguen siendo
acciones del yo.
Es natural que un existencialismo de este tipo, que descansa sobre el ego subjetivo cartesiano, provocase críticas desde el polo opuesto del materialismo. Sartre, en el ensayo citado, incluye una discusión con un marxista que recalca el punto de vista materialista: «La realidad primera es la realidad natural, de la que la realidad humana no es más que una función [ ... ]; la realidad primera es una condición natural y no una condición humana»! !. No obstante, al contemplar las cosas de esta manera, resulta imposible explicar la subjetividad del ego. Una crítica basada en ese punto de vista no puede demostrar la comprensión suficiente de la existencia humana en la que Sartre había estado insistiendo. Aun así esta crítica tiene su validez. Mientras no vayamos más allá del campo de una separación fundamental de sujeto y objeto, surgirá un conflicto entre el considerar el objeto desde el punto de vista del sujeto y el considerar el sujeto desde el punto de vista del objeto. En cualquier caso, como explicaba antes, no conseguiremos estar en contacto con la realidad del yo ni de las cosas real y verdaderamente.
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