sábado, 12 de octubre de 2024

Condensación y desplazamiento IV

 

Condensación y desplazamiento IV 

En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
28Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
29Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
30Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
31Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
32El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
33Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?
34Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
35¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
36Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
37Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

 

Discípulo Joel Agón -Maestro ¿Cómo segaremos los frutos del árbol de la vida si lo que encontramos son los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal?  

 

 

El dragón te invita a vivir una vida de conocimiento, esto sucede cuando leemos el Genesis desde el ‘’tiempo mítico’’, y no desde un tiempo histórico , por otro lado, diferenciamos entre el ‘’espacio sagrado’’ y el ‘’espacio profano’’(Mircea Eliade), vivir en el conocimiento es ser como dioses( Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal. Génesis 3:5), hasta aquí el dragón no miente, pero vivir en el conocimiento, es vivir fuera del ‘’espacio sagrado’’, aquí el dragón los engaña.

Sin embargo, vivir en el ‘’espacio profano’’ es una decisión y eso se llama ‘’libre albedrio’’. Tener ‘’libre albedrio’’ incluso para negar todo ‘’espacio sagrado’’: Ateísmo.

El dragón sabe que vivir en ‘’libre albedrio’’, lleva a salir del ‘’espacio sagrado’’, por lo tanto, alejarse del ‘’ser’’. Sin embargo el dragón plantea algo mas profundo sobre la naturaleza del mal y es ¿Cómo es posible que el hombre participando en dios, pueda utilizar esa participación para obrar el mal?

El desafío del dragón a Dios es esto: Dios no creo el mal, sin embargo, de ese acto increado, se hace algo contra dios, desde la interioridad de Dios.

Lo que hace el dragón, es mostrar las contradicciones del mismo dios, desde su interioridad(pero ojo luego, el mismo dios judeocristiano, responderá con la venida de cristo, pero esto es otro tema).

Luego hay algo que el dragón, no tomo en cuenta, es la nostalgia del hombre moderno y pre moderno de descubrir lo ‘’real’’ y volver a lo sagrado. Volver al paraíso(esto ultimo se ha recreado en la modernidad, con las filosofías políticas)

Esto es un relato mítico, y no histórico.

 

 

¿Es el espacio sagrado el del paraíso? No lo creo para que haya un espacio sagrado tenia que hacer un espacio profano y en el paraíso no hay dualidad, es luego que se pierde este espacio que todas las civilizaciones intentan recrear este espacio, y así fundan sus ciudades con un axismundi y lo que este afuera del cuadrado y su cetro es profano pero pienso que los mas importante en Mircea Eliade es saber que ese espacio sagrado esta antes del tiempo, así que las ciudades pre históricas revertían el tiempo mirando hacia atrás, no viviendo un tiempo lineal sino cíclico de eterno retorno al paraíso, que era ese espacio tiempo sagrado, más ¿Con la venida de Cristo volvemos al espacio tiempo sagrado? No, en el hinduismo, en el budismo y en todas la religiones orientales que tan bien estudia Mircea la cuestión es un vuelta a lo sagrado, salir del samsara no es otra cosa que salir del tiempo y sus reencarnaciones pero en el cristianismo la visión es hacia delante purificando lo profano devolviéndonos en el futuro a lo santo donde lo sagrado y profano son uno. 

 

 

 

Maestro

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Emanuel

Unas consultas

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Emanuel

 

Al señor Badani le he oido decir en Vivo que  ADAN y EVA no eran inmortales, porque JEHOVAH les impide volver para que no coman del arbol de la vida y vivan para Siempre, segun Badani JEHOVAH les dijo que moririan el dia que comieran del fruto del arbol de la ciencia, pero algo paso: NO MURIERON  

 

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Emanuel

 

También dijo que según el texto hebreo hay una palabra para decir "Desconocido" y lo aplican al tetragramma, lo curioso que menciona es que esa palabra hebrea tiene otro significado : " contrario, inverso " ... Entonces si se lee Al revés YHWH sería así HWHY( HW HY, osea JU JI : VARON MUJER ) ahora Yo voy a añadir que esto es un significado que recuerda al mito del andrógino del Banquete porque es exacta la descripción de los andróginos con la opinión que tienen los sabios de Israel de que Adán y Eva estaban unidos espalda con espalda, y también encaja con el dibujo de Leonardo da Vinci del hombre de Vitruvio: está visto de frente( por una sola cara ) tal cual las dos descripciones anteriores con dos pares de brazos y de piernas además de que lo dice muy claro Leonardo ( un círculo es femenino, un cuadrado es masculino y ambos estan unidos )

 

A ver lo que yo puedo comprender por ahora es que Adan y Eva son una figura simbolica y como tal reflejan la imagen de Dios en su comunión esto no quiere decir que eran una sola carne literal sino que estaban integrados en su inocencia, no eran inmortales esto tambien me queda claro de hecho yo comprendo al Árbol de la vida como una figuración de Cristo mismo el modelo del arquetipo en sí mismo donde todo vuelve a estar integrado ya no en la inocencia sino en la santidad. Pero esta es una figura simbólica ¿Qué  quiere decir? Que la podemos voltear de un lado y del otro e interpetar de mil formas ¿Cual es la interpretación correcta? Ninguna y todas más aquella que revela la presencia de esa comunión en la vida, esa supera toda interpretación y simplemente es.

Así  mete la mano al rio ¿Puedes objetivarlo? 

 

Emanuel-No

 

¿Puedes subjetivarlo?

 

Emanuel-Si lo pruebo…es dulce y amargo

 

Esa es tu representación pero en la representación no hay verdad  

 

Emanuel-Y ¿Dónde hay verdad?  

 

En el espíritu superando toda contradicción  

 

Emanuel-¿Y cómo conozco al Espíritu?  

 

  Te lanzas al rio y nadas 

 

Emanuel-Me destruirá  

 

Si y te construirá un nuevo ser  

 

 

Herbert- mira este peruano de oro

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Herbert

quipu quantum

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Herbert

 

https://www.youtube.com/watch?v=3PZf0gf43Vg

trabaja en alemania

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Herbert

 

tiene su instituto

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Enviaste

gracias lo escucho no comparto su visión pero me parece que esta articulado

 

 

yo si, en una parte del video expresa el conpceto y el quehacer de la ciencia

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Herbert

 

no es solo pensar

 

 

el acontecer del ser esta en el pensar y en su inversión al trabajar siempre amando.    

 

 

 

cristo no amaba en los terminos que expresas

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Herbert

Jesus uso la violencia fisica

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Herbert

si eres cristiano deberias reconocerlo

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Herbert

o no crees que uso la violencia fisica

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Herbert

tambien la verbal, su racismo

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Herbert

 

lee en los evangelios

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Herbert

 

la mujer le dijo a cristo...permite siquiera que los que no pertenecemos o somos invitados a la fiesta del senior : COMER LAS MIGAJAS QUE SE LE HECHAN A LOS PERROS( hablando de la relacion entre judios con los Gentiles

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Herbert

escuchando ello cristo, dio valor a su fe y la sano

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Herbert

jesus da el ejemplo, no puedes superar el amor de jesus

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Herbert

 

o lo superas a Jesus? 

 

 

Si comprndes en Cristo el acontecer del campo ontologico mismo la palabra violencia no seria la adecuando entendiendo que desde el otro lado es violencia terrible, pero seria como deciar que la naturaleza es violencia cuando lo que intenta es volver a su curso     

 

 

 

entonces la violencia es permitida

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Herbert

porque el ser humano es naturaleza tambien

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Herbert

eso que expresas , es idealismo

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Herbert

 

zigsageas

 

 

 

Oh por supuesto nuestro trabajar es violencia destruimos para transformar  más el que trabaja en nosotros es el Espíritu Santo 

 

el ser humano quiere volover a su curso tambien lo que le corresponde

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Herbert

cristo dio el ejemplo

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Herbert

 

sin pensarlo ni meditarlo

 

 

Comprendo pero el ser humano debe de volver a su curso primero ¿Has vuelto a tu curso? 

 Al curso   de la vida es decir ¿Has dejado que la espada de Cristo penetre tu corazón?

 Reflexiona en esto profundamente lee las palabras del maestro Kenji Nishitani con atención y veras que al recuperar el curso de la vida intercederas  por los otros pidiendo misericordia  

Debemos tener presentes  al mal y al pecado como cuestiones elementales para el hombre y considerarlos como problemas de la realidad.

Lo habitual es también plantear preguntas sobre estas cosas simplemente desde el campo de la conciencia. En concreto, nos referimos al yo como el que comete el mal, sobre todo cuando tiene que ver con alguien más, pero también aun cuando solamente estamos involucrados nosotros. De hecho, hacemos del yo y del mal dos realidades separadas, o en el mejor de los casos, imaginamos el yo como si fuera el tronco de un árbol del cual proceden las hojas y de las ramas el mal. Esta dicotomía aparece, porque pensamos el yo y el mal por medio de representaciones que se adecúan a ellos en el campo de la conciencia. No obstante, el mal y el pecado se hacen presentes como realidades, real y verdaderamente, sólo cuando son constituidas más allá del campo de la propia conciencia. Kant estaba pensando en ese campo cuando concebía el «mal radical» como algo que tenía sus raíces en el fundamento del sujeto mismo -en el «fundamento subjetivo último de todas las máximas»- y como un «acto inteligible» (intell igible ThatY del mismo sujeto, aunque como aquel que precede a todas las acciones temporales y las experiencias del sujeto. Por el contrario, solemos asociar el mal y el pecado con acontecimientos del mundo de la experiencia temporal. Detenerse    

 

aquÍ es fjarse en las hojas y las ramas y, sin embargo, olvidarse de las raíces. La conciencia radical del mal adviene cuando se rastrea la fuente elemental de los males particulares temporales hacia el fundamento mismo de la propia existencia. Cuando Kant dice que el «mal radical» precede a todas las experiencias temporales como algo que tiene sus raíces en el fundamento del sujeto, no quiere decir que presuponga una mera precedencia cronológica, como hacemos, por ejemplo, cuando hablamos del «tiempo anterior a nuestro nacimiento». Quiere decir que llegamos a ser conscientes del mal como algo que reside directamente bajo el tiempo presente, como algo que desde dentro del tiempo lo resquebraja; esto es, que realizamos el mal en el fundamento transtemporal del sujeto. O dicho de otra manera, el mal aparece en la realidad del fundamento de la propia existencia, en aquel «momento» al que Kierkegaard se refiere como «el átomo de eternidad en el tiempo». Puesto que el mal se hace presente a sí mismo en el fundamento del propio sujeto, no podemos quedarnos satisfechos con hablar del mal como algo que el yo comete. Es algo sustancial que se presenta tal como es, en el fundamento de la existencia del yo. No puede ser comprendido desde el punto de vista del yo como agente; en este sentido, no puede ser apresado por el yo, porque precisamente se hace presente a sí mismo como una realidad tal como es. Incluso el mal radical no es algo que venga al yo desde alguna parte exterior al yo, sino que pertenece sólo al propio sujeto como realidad que hace sentir su presencia en el fundamento del sujeto. El mal radical hunde sus raíces de forma elemental en el fundamento del sujeto, que a través de su realización (conciencia) del mal radical, recibe en su propio fundamento la realización (actualización) del mal tal como es. Por eso Kant no pudo sino concebir el mal radical como acto inteligible. De este modo, el mal puede ser realizado en un sentido verdaderamente subjetivo, es decir, en su realidad o tal como es, más allá del campo de la conciencia en el que podemos referirnos al yo como el que ha cometido el mal. Sólo entonces el mal del yo es susceptible por primera vez de ser apropiado verdaderamente. Un mal del propio yo, cuya realización elemental es el yo, no es simple y exclusivamente un mal del yo. No es un mal inmanente sólo al ego, aislado autoconscientemente. Como Kant había visto ya en el caso del mal radical y Kierkegaard con el

pecado original, este mal o pecado es característico de la humanidad como un todo y, al mismo tiempo, pertenece a cada individuo. Este mal oculto en el fundamento en donde el yo está junto a todas las cosas (o bien, con todas las cosas vivas, o, al menos, con toda la humanidad) se presenta a sí mismo como una «gran realidad» en el fundamento subjetivo del yo. Justamente esto lo hace una realidad. Además esto explica por qué el budismo piensa el mal en términos de karma «desde el tiempo pasado sin principio» y avidya (la oscuridad de la ignorancia) , y por qué el cristianismo empieza con la idea de un pecado original transmitido de generación en generación. Cada uno de estos conceptos contiene una percepción real del mal y del pecado. En el cristianismo se dice que la existencia pecadora del hombre es resultado del pecado de desobediencia de Adán contra Dios, y a su vez, éste es interpretado como si nosotros mismos hubiéramos cometido el pecado en Adán. Esto supone, de forma más subjetiva y existencialmente, que tanto la pecaminosidad del yo como la de toda la humanidad se hacen presentes, en un sentido elemental, como una realidad y, que esta realidad como tal se actualiza y se apropia en nuestro sí mismo. Esto es, por decirlo así, una apropiación del mal de todos los hombres desde el mal del yo y, al mismo tiempo, una apropiación del mal del yo desde el mal de todos los hombres. Las nociones budistas de karma y avidya deberían ser tomadas como señales que apuntan hacia el mismo sentido de la realidad del mal. Sólo en la religión el mal y el pecado se hacen presentes tal como son, como realidad. El crimen y el mal son asuntos discutidos por las ciencias sociales, como el derecho y la economía, así como por diversas ramas de estudios de la cultura , sin embargo, son tratados en su mayoría de forma objetiva. En el ámbito de la ética se convierten, principalmente, en problemas, en el sentido subjetivo del término, pues, por vez primera , se relacionan con el sujeto de cada persona individual y se convierten en asuntos de responsabilidad individual. Tan sólo en la ética el modo de ser personal se revela a cada sujeto individual. La llamada teoría del condicionamiento medioambiental del crimen y del mal aparece cuando la moral y la ética son diluidas y reducidas a cuestiones sociales y culturales. De acuerdo con esta teoría, el mal y el crimen causados por los seres humanos son completa responsabilidad de su entorno. Decimos que la sociedad tiene la culpa. Esta manera unidireccional de ver las cosas bloquea al hombre el camino del despertar personal y, paradójicamente, hace de la vida social el mayor mal. De aquí el sentido especial de la ética y la necesidad de una educación moral. A pesar de la importancia de la ética , todavía trata el pecado y el mal únicamente desde el campo del ego, como algo que el yo ha cometido. Hay situaciones en las que este tratamiento es adecuado, pero sus limitaciones impiden al pecado y al mal aparecer en su verdadera realidad. En la ética , el hombre no alcanza una apropiación del mal y del pecado del yo mismo, que sólo es posible en la religión. y por esto Kant, que había considerado el mal en su ftlosofia moral sencillamente como la inclinación hacia el amor propio inmanente en el hombre, no pudo eludir el concepto de «mal radical» en su filosofia de la religión. Esto nos remite de nuevo a la diferencia básica entre la ética y la religión, paralela a la diferencia entre la religión y la ftlosofia apuntada en la discusión sobre la duda. Aquí se puede recordar ahora la famosa controversia entre Karl Barth y Ernil Brunner sobre el problema del pecado original. En oposición a Barth, para quien la «imagen de Dios» en el hombre estaba totalmente corrompida por el pecado original, Brunner reconocía esta corrupción total, pero iba más allá para argumentar la causa: el aspecto formal de la imago Dei sobrevive a la corrupción para proporcionar un «punto de contacto» (Anknüpfungspunkt) con la gracia divina. Sin embargo, si tomamos el pecado como una «gran realidad» , en el sentido comentado antes de que se hace presente en el fundamento del propio ser más allá del yo consciente, entonces, se hace imposible separar la forma del contenido en la propia existencia (y aún menos en el ser humano) que es la actualización de aquel pecado. La propia existencia como un todo (de la humanidad en general) debe ser asumida como corrupta. Aunque la corrupción total fuera la última palabra sobre la condición efectiva de la imago Dei en el hombre, quedarían sin respuesta algunas preguntas: ¿cómo puede el hombre buscar a Dios y cómo puede saber que lo ha encontrado?, ¿cómo puede tener conciencia del pecado?, ¿cómo puede oír la llamada de Dios? Por tanto, aquel «punto de contacto», que Brunner intentaba sugerir, no es algo infundado. Por otra parte, si ponemos algún límite a la totalidad de la corrupción del interior del hombre nos arriesgamos a distanciarnos de la verdadera pecaminosidad humana, por lo que el lugar de contacto debe estar presente de alguna manera en  el interior de la misma corrupción total. Creo que este lugar debe hallarse en la conciencia del hecho de la propia corrupción total. Tal conciencia señalaría la realización (actualización y apropiación) de la impotencia absoluta del yo para producir su propia salvación de la muerte espiritual del yo en pecado, o de la nihilidad misma. Cuando el yo logra ver la actualización del pecado como una «gran realidad» y el pecado es apropiado, entonces la consiguiente desesperación -esto es, la pérdida de toda esperanza en una posibilidad de escape y el despertar del yo a su nada y a su impotencia- necesita verse como una nada convertida en un campo de alguna manera capaz de recibir el amor redentor de Dios. Toda esta esperanza en el poder del yo se ha revelado como desesperanza que no le abre ningún horizonte de posibilidad, y de hecho equivale a la posesión total del yo por el pecado, a su identificación con el pecado y a su transformación en pecador. No obstante, en el caso de la realización anfibológica del pecado vemos aparecer la nada del yo para servir como locus (como el espacio -XÓJpa- del que habla Platón en el Timeo) en el que recibir el amor redentor. Puesto que este mismo locus es el punto en el que la esperanza ha huido del yo y es pura nada puede decirse que se ha abierto desde el lado de Dios por el amor de Dios. Sin embargo, aún aSÍ, se le comunica como el locus para recibir ese amor, y por eso no es meramente un «punto de contacto». Para Brunner, el Anknüpfungspunkt se sitúa en la razón humana y, como tal, es inmanente al yo. El locus de la nada al que me he referido es el punto en cual el yo es una nada, ha dejado del todo de ser un yo y ha llegado a ser la realización del pecado como una «gran realidad». Además, ya que el yo es anulado, éste es el locus donde el amor de Dios puede ser aceptado realmente, tal como es. Este locus de la nada no es un atributo innato de la existencia humana como lo es la razón. No podemos referirnos a él como un locus corrupto ni como un locus incorrupto. Es simplemente nada, la nada que aparece en el despertar del hombre en situaciones límite. Si nos vamos a referir a ella como una especie de aspecto formal de la realidad, entonces no nos está permitido hacerlo como una forma distinta del contenido, sino más bien como la forma sin forma de la totalidad de contenido y forma, de la que se ha dicho que como tal era corrupta.

 

 

 También el amor de Dios es contemplado como el amor de quien se vació a sí mismo (la kenosis de Dios, manifestada en la ekkenosis de Cristo, quien «se vació a símismo, tomando la forma de un siervo») para salvar a una humanidad pecadora. La nada que se ha constituido en la realización (apropiación) del pecado puede ser pensada como correlativa a esta kenosis divina. La aceptación del amor divino es denominada fe. Esta fe, a pesar de que sigue siendo todo el tiempo una fe del yo, es fundamentalmente distinta de la fe del sentido común que sitúa al yo como su agente. En el uso ordinario, la fe es un acto representado por el yo, inmanente a él y surgido de su interior como una intencionalidad hacia algún objeto. Sucede de igual forma aún si nos referimos al creer en uno mismo. La creencia en todas sus formas no sale del campo de la conciencia y de la autoconciencia. No obstante, la fe en la religión surge sólo en un horizonte en que este campo ha sido superado y el marco de constitución del ego ha sido derrumbado; el pecado llega a ser realizado dentro del yo y de todos los hombres, o de todos los seres sentientes (sattva). De este modo, la fe, que implica la salvación como conversión desde ese pecado, debe ser también una «gran realidad». En este sentido, en el cristianismo y en el budismo podemos hallar el concepto de fe como una realidad. En el cristianismo, la fe es considerada como una gracia que fluye del amor divino. El budismo distingue entre dos tipos de fe profunda: la fe en su sentido primordial vista como la transferencia del «poder del voto original» (esto es, la voluntad salvífica) del Tathiigata (Buda) en dirección a todos los seres sentientes. Se conoce como fe dharma que, cuando a su vez se encuentra con el despertar al pecado humano, se convierte en fe humana. En el cristianismo, la fe en Cristo significa ambas cosas: el testimonio y la apropiación del hombre del amor redentor de Dios, y también la actualización y el testimonio de Dios en el hombre de su propio amor divino. En ambos aspectos, la fe es la acción del Espíritu Santo como amor de Dios que establece un vínculo real entre el hombre y Dios, actualizado y apropiado en la fe. Como está escrito: «El que se une al- Señor se hace un solo espíritu con él» (1 Cor 6, 1 7) En el budismo, el nombre de Amida es tomado como signo del cumplimiento del voto de compasión del Buda y, de hecho, es el nombre para la unidad del Buda y de todas las cosas. La actualización de la «gran compasiÓn» de Buda y el testimonio de la fe por parte de los seres sentientes son considerados como realidad, como una sola realización, cuando el nombre de Amida viene a la mente y es pronunciado por los labios de los seres sentientes. En este aspecto, prestemos atención a un pasaje del Shüjisho de Kakunyo, un texto de la tradición del budismo de la Tierra Pura: Sin la práctica del devoto que abre su corazón a la fe en el nombre del voto del Buda Amida de salvarlo todo y no abandonar a nadie, la promesa no sería cumplida plenamente. Sin el voto del Buda de salvarlo todo y no abandonar a nadie, ¿cómo se cumpliría plenamente el deseo del devoto para un renacer en la Tierra Pura? Por eso se dice, «¿no es el voto el nombre y el nombre el voto? ¿No es el voto la práctica del discípulo y el discípulo el voto?». Por tanto, este tipo de fe indica, en general, el punto en el cual el yo llega a ser él mismo verdaderamente. La realización elemental del mal y el pecado, el campo de la nada abierto en esta realización y la aceptación de la creencia en la acción salvadora significan, cada uno a su propia manera, el punto en el cual el yo llega a ser sí mismo como algo absolutamente único, el punto más privado del yo, el punto de vista del «hombre solitario» de Kierkegaard. Nadie más puede tomar el lugar del yo, e incluso el yo del lenguaje corriente, esto es el yo como ego, de igual modo es incapaz de reemplazar al sí mismo. El ego representa la subjetividad de lo individual, pero, como el punto de vista del ego, también puede ser universalizado como el punto de vista de los demás, característica ya evidente en el cogito, ergo sum cartesiano. Por otro lado, la fe marca el punto en el cual el yo es solitario y llega a ser el sí mismo real y verdaderamente. Pero, al mismo tiempo, esta fe no es simplemente un objeto del yo; sin embargo toma la forma de una realidad. En san Pablo lo hallamos expresado como fe en quien «se entregó a sí mismo por mí» (Gál 2, 20). Shinran destaca de forma similar: «Cuando considero profundamente el voto que fue dado por la meditación de Amida durante cinco ka/pas, me convenzo de que el voto fue hecho totalmente y únicamente para la salvación de mí mismo»4. Esta realidad tiene lugar al mismo tiempo que la negación y afirmación absolutas del yo solitario. La salvación está referida al amor de Dios, pero es un amor que difiere esencialmente del amor humano. Por ejemplo, escuchamos a Jesús proclamar: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz sino espada» (Mt 10, 34). En el zen se conoce como «la espada que mata al hombre» y la «espada que da la vida al hombre». Esto niega el yo egocéntrico del hombre, el yo del pecado elemental, desde el mismo fundamento de su ser. Así, abre paso a la nihilidad y a la muerte espiritual implícita en el pecado y, de ese modo, posibilita al ser humano heredar la vida eterna. El amor del que habla Jesús es como una espada: «Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará» (Mt 16, 25). La fe, como actualización-en-Ia apropiación del amor de Dios comprende necesariamente el amor al prójimo, y además, este amor adquiere el significado de la espada. Cuando san Pablo usa la palabra (JEÓ7TVEVUTO<;, «inspirado por Dios» (2 Tim 3, 1 6), no quiere decir que tengamos el aliento del Espíritu Santo en nuestro interior, sino que nuestro verdadero ser llega a ser «aliento de Dios», a través del aliento (espiración) del propio Dios. Ésta es la realidad de la fe y el renacimiento en ella. Los antiguos expresaban una idea similar en el dicho «el canal se forma con el agua que fluye». Es decir, el agua no fluye en una vía dada llamada hombre, sino que fluye libremente por su propio camino, y así forma su propio canal llamado «el hombre nuevo». La realidad de este renacimiento, de esta nueva creación, es la afirmación absoluta nacida de la negación absoluta. Para el hombre que ha renacido, alentado con el aliento de Dios (el Espíritu Santo), el amor al prójimo debe tomar el carácter del amor que es al mismo tiempo la espada, y la espada que es al mismo tiempo el amor. Así es como la fe y el amor deben ser en el mundo, si se mantienen como testimonios del amor de Dios que dice de sí mismo: «Aquéllos a quienes amo, reprendo y castigo» (Ap 3, 1 9). En el budismo se dice que «quien reza para nacer en la Tierra del Euda renacerá y residirá allí en un estado de no-regresión». En el momento en que brota un acto puro de fe, esta fe se constituye como estado de no-regresión a través del cual el creyente entra en un estado de «recta confirmaciÓn». Es de este modo, porque esta fe no es meramente un acto consciente del yo, sino una actualización, en el interior del yo, de la realidad a la que nos hemos estado refiriendo. Es llamado estado de noregresión, porque es el momento en el cual el creyente entra en la certidumbre del renacimiento instantánea e irremisiblemente. En aquel «átomo de eternidad en el tiempo», la posibilidad del renacimiento es transformada en una necesidad por el poder del voto original del Euda. En la frase «el renacimiento inmediato en la Tierra Pura», la palabra «inmediato» enfatiza la instantaneidad del momento de la conversión en el que la transitoriedad ilusoria del karma, que se extiende sin principio  desde el tiempo pasado, es absolutamente negada, y el renacimiento en la Tierra Pura está garantizado y confirmado. Anteriormente utilicé la expresión «átomo de eternidad en el tiempo» en referencia al momento del despertar del sí mismo al mal radical en el fundamento de la subjetividad. Entonces también señalé que la nada del yo se hace presente en ese despertar al mal y llega a ser el locus de la conversión. La consecución directa del nacimiento a la Tierra Pura debe representar un momento del mismo tipo en el que tenga lugar una metánoia. Es el momento de la conversión al nacimiento a través de la muerte, en el cual la negación y la afirmación absolutas son una, como indican frases como las siguientes: «El primer instante es recibir, por la fe en el voto original, el fin de la vida; el siguiente instante, es alcanzar directamente el nacimiento en la Tierra Pura, es el principio inmediato de la vida». Éste es el momento del firme abandono al Buda Amida en un acto puro de fe. Por lo tanto, como escribe Zendo (en chino, Shan-tao) en el Hanshüsan: «Cuando inclinamos nuestras cabezas en veneración al Buda, todavía estamos en este mundo; cuando las alzamos, hemos entrado ya en el reino de Amida». Hasta ahora nos hemos referido a diversas cosas como reales: cosas, acontecimientos y procesos mentales. Sin embargo, también hemos dicho que su realidad puede hacerse presente como su realidad original, en la que esas cosas son en sí mismas, tan sólo en un horizonte en el que el campo de la conciencia ha sido traspasado, y hemos mencionado en qué consiste, al final, este horizonte. Hemos indicado brevemente que la nihilidad se hace presente cuando el campo de la conciencia es superado y que esta nihilidad también es real, aún cuando esto quiera decir que las cosas y los procesos mentales se vuelvan irreales. Luego surgieron los problemas de la duda y del pecado y el mal, que tratamos como casos de la nihilidad que emergen en la forma de un despertar espiritual en el fondo del ego autoconsciente (esto es, en el fundamento de lo que normalmente es pensado como subjetividad). También nos referimos a la cuestión de la fe como una conversión desde la duda o desde el mal y el pecado. Destacamos que, aunque todas esas cosas nos pertenecen como nuestras, en primer lugar son reales en sí mismas y sólo llegan a ser nuestras realmente cuando podemos despertar al sí mismo en ellas, en otros términos, cuando se nos presentan tal como son.

 

En este sentido, lo que dijimos a propósito de la conversión o de la metánoia, y de la negación y afirmación absolutas, es un asunto de la propia realidad y surge en el interior de la «gran realidad». Efectivamente, esta realidad no es algo meramente objetivo y separado de nosotros; si lo fuera, estaríamos en el campo de la conciencia. Cuando nos lanzamos a la realidad del mal o de la fe, de tal forma que llegamos a realizar en nosotros su actualidad, tiene lugar una conversión dentro de la misma realidad siendo nosotros su eje: experimentamos una metánoia real.

 

 

         Autoconciencia 1→←1 Razón 

 

Autoconciencia del mal 1←  1 Razón  

 

Autoconciencia de la espada de Dios 1→ 0 Fe →Espíritu absoluto  10  

 

 

Aquí  apelamos a que la autoconciencia acepte ese flujo desde su libertad comprendiendo ontológicamente el mal y su superación en el don de la fe  y en esa fe dejando que la espada que es amor lo traspase  

 

Herbert- puro idealismo a favor de los que matan a la humanidad

  Más si los hombres no vuelven al curso del Espíritu y encima lo bloquean existiendo en el mal  Cristo prefirió  morir que matar para darles una oportunidad hasta su segunda venida  y es eso lo que yo elijo.

 

 Herbert- Cristo murio, en el golgota, ya casi muriendo les dijo a los judios: MI SANGRE SERA DERRAMADA sobrevosotros

 

 

Eso lo dijeron los judíos  

 

 

¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo? —preguntó Pilato. —¡Crucifícalo! —respondieron todos. 23 Pero él dijo: —¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? Pero ellos gritaban aún más fuerte: —¡Crucifícalo! 24 Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente. —Soy inocente de la muerte[a] de este hombre —dijo—. ¡Allá ustedes! 25 —¡Que la culpa de su muerte[b] caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos! —contestó todo el pueblo.   

 

porque hasta en el antiguo testamento esta escrito tambien

Enter

Herbert

el pueblo judio pidio al gobernante que suelte al delincuente barrabas y que crucifique a jesus

Enter

Herbert

el pueblo judio enardecidamente lo pidio

cristo dijo si: Padre perdonalos porque no saben lo que hacen

 

pero despues que?

 

mi sangre sera derramada sobre vosotros

 

que paso despues a lo largo de la historia con ese pueblo

 

arrasados y asesinados de la forma mas asquerosa

 

 

Estas confundido eso no lo dice Jesús en el siempre estara el perdon pero si no quieres pedir perdon pues el perdon no se te da    

 

 

ese es el jesus terrenal, humano

 

jesus es el ejemplo

 

de vida

 

maestro

 

por eso se le decia maestro

 

el que aprende dice maestro al que lo forma

 

Herbert

 

yo soy cristiano

 

Ese es tu Jesús pero la verdad no esta en alcanzar nuestra propia representación sino en superar sus contradicciones en el absoluto y en la experiencia pura

 

 

cuando muramos ya no va aver esas contradiciones, pasaremos a otra dimension

Enter

Herbert

 

pero aca existimos

Enter

Herbert

 

cristo dijo que volvera, todo ojo lo vera y vendra con VARA DE HIERRO, no a perdonar a la humanidad, sino a regir autoritariamente al mundo

Enter

Herbert

 

junto con su iglesia, con los que lo amaron y fueron fieles

 

 

si aca estamso fuera de nostros mismos es decir fuera de Dios pero sino regresas a el, estaras atrapado en tu infierno ilusorio aun despues de esta vida

 

La metanoia es un acontecer de la realidad misma el universo se convierte en esa conversión

Herbert

ojo ah VARA DE HIERRO, asi vendra y todo ojo lo vera, que mas testimonio

 

 

Asi será   

 

 

eso esta en los evangelios

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Herbert

no es todo amor

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Herbert

es viiolencia

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Herbert

tambien

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Herbert

 

tambien, aclaro

 

 

No es violencia el amor vuelve todo a su curso y aquello que se oponga sera destruido    

 

 

porsupuesto

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Herbert

 

tienen que volver a su curso lo que algunos hombres han arrebatado y alterado por interes

 

 

asi es    

 

 

pero no con el amor

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Herbert

 

cristo de una ves por todas ya establecio en sus palabras profeticas

 

 

Siempre es el amor    

 

 

vendra con violencia y vara de hierro  

 

 

 

otra vez desde la mirada amplia no es violencia Cristo no esta violando nada ni a nadie es solo el amor volviendo a tomar su curso  

 

incluso, a los que fueron media tinta en la fe, dios padre les dira a aquellos tibios, apartados de mi malditos, los vomitara de su boca al infierno 

 

 

por supuesto eso solo lo puede reclamar el amor  

 

 

si negamos esto( hay una lista infinita de hechos biblicos

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Herbert

si lo negamos, no quedaria nada

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Herbert

la violencia esta presente en el nuevo testamento

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Herbert

en el antiguo,peor

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Herbert

te podria hacer una lista larga de pasajes en el evangelio, donde esta el ojo por ojo, el racismo del pueblo judio con los gentiles

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Herbert

eso no es amor creo

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Herbert

por otro lado, es perfectamente comprensible y respetable que cada quien tenga una interpretacion de los evangelios

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Herbert

 

eso no se discute ni cuestiona

 

 

Claro que se discute y cuestiona si la contradicción no ha sido superada no hay verdad

 

Venimos haciendo alusiones a Dios a pesar de que una de las preguntas de nuestra época es si existe o no un Dios. No es que el ateísmo no existiera en la antigüedad, pero hay cualidades especiales del ateísmo contemporáneo que lo hacen distinto a como era antes. Nos encontramos en un momento en el que el ateísmo ha sido elevado a la posición de servir como sustituto de las religiones teístas; en el que pretende servir como fundamento último para nuestra existencia y señalar el telos último de la vida humana; y en el que, de acuerdo con esto, ha venido a darse como el único punto de vista comprehensivo y suficiente para el hombre moderno. Este desarrollo es visible en el marxismo y en el existencialismo ateo. Como ejemplo de este último, podemos examinar el existencialismo que Sartre presenta como un humanismo. Para Sartre, el existencialismo no es otra cosa que un intento de llevar a las últimas consecuencias una posición atea coherente: «Queremos decir que Dios no existe, y que de esto hay que sacar las últimas consecuencias»5. Ya en el siglo pasado la gente decía que Dios se había convertido en una hipótesis anticuada, inservible, y que era posible establecer, simplemente desde el punto de vista del humanismo, una serie de valores a priori que proporcionasen normas para la sociedad, la cultura, la moral, etc. Éste era una especie de humanismo optimista en general, una de cuyas expresiones más vigorosas está fundada en la aproximación antropológica de Feuerbach. Sin embargo, el humanismo de nuestra época, dice Sartre, es un  existencialismo que «piensa que es muy incómodo que Dios no exista»6. Para ilustrar el punto de partida del existencialismo cita las palabras de Dostoievski «si Dios no existiera, todo estaría permitido». Para Sartre, el fundamento de la existencia humana es la nada (néant). La base del existencialismo está constituida por el hecho de que el hombre no encuentra nada a qué agarrarse, ni dentro ni fuera de sí mismo. Es más: la razón por la que el existencialismo está basado en el ateísmo es que hemos despertado al hecho de que la nada que encontramos en el fundamento de nuestro ser es una con ese fundamento y es la base de nuestra propia subjetividad. Por eso, Sartre describe el existencialismo como un punto de vista subjetivo. El ateísmo, o la aftrmación de que el hombre no encuentra nada en qué conftar, dentro o fuera de sí mismo, aparece entonces como una profundización de la subjetividad humana. Aquí, Sartre conecta con el ego cartesiano. En su opinión, desde el punto de vista de ese ego, poseemos la verdad absoluta de la conciencia despierta. No existe otra verdad que nos pueda servir como punto de partida. A pesar de que Descartes tomaba su punto de partida de una vuelta al ego del cogito, ergo sum, su ego no tenía más opción que postular a un Dios más allá de sí mismo, un Dios cuya veracidad estaba fuera   suspendida en la nada sin dejar de proyectar al yo fuera de sí mismo. Al hacerlo así, la existencia humana es un modo de ser que «actúa» y eso constituye su libertad. Sartre nos dice que llama a su existencialismo humanismo, porque cuando el hombre elige una existencia para su yo, elige al mismo tiempo una imagen de lo que cree que debería ser el hombre. Al elegirse a sí mismo es por ello, y al mismo tiempo, un legislador para la humanidad7. Si, por ejemplo, el hombre decide que debería casarse y tener hijos, con esa actuación no sólo se elige a sí mismo, sino que elige también una actitud que toda la humanidad debería seguir. Establece una imagen del hombre. El acto de elegir siempre está constituido de forma que comporta una responsabilidad para uno mismo y también para toda la humanidad. Sartre sostiene que esto hace del existencialismo un humanismo. Según la tradición cristiana , el hombre está creado a imagen de Dios. La imago Dei es el ser esencial del hombre y precede a su ser particular. Sin embargo, en el ateísmo de Sartre que contempla una nada en el fundamento del yo, la noción de imago Dei como esencia del hombre es rechazada; el punto de vista del existencialismo, según el cual la existencia del hombre precede a su esencia, evidentemente viene a ocupar su lugar. En otros términos, cuando un individuo concreto se toma a sí mismo como un proyecto fundamentado en una nada y ha elegido un modo de ser para sí mismo, no es Dios el que crea al hombre proveyéndole de una «imagen de Dios» como su esencia, sino que es el hombre quien crea una «imagen de hombre» para sí mismo. Éste es el nuevo humanismo del existencialismo. Por tanto, este punto de vista es una consecuencia natural de la autoconciencia del ego cartesiano en la que se instala el hombre moderno. Puede decirse que el problema del punto de vista del ego del hombre moderno, que yace oculto desde el inicio, se ha hecho evidente inmediatamente en este desarrollo. Como he señalado anteriormente , aunque el cogito, ergo sum sea el más real de los hechos de forma inmediata, su evolución hacia el punto de vista del ego del hombre moderno no es el resultado inevitable que parece a primera vista. Un problema sutil, y facilmente no tenido en cuenta, se esconde bajo esta superficie. El punto de vista del ego cartesiano está constituido por una duplicación del cogito en la que éste es considerado desde su propio criterio. Éste se dirige a la subjetividad llegando a ser un yo silenciado dentro de sí: el yo se confina a sí   mismo de tal manera que no puede librarse de sí. La existencia de este yo está marcada por un autoapego, como si uno se hubiera atado las manos con su propia cuerda. Un yo oculto en tales profundidades reclama la liberación de sí mismo. Esta liberación, la manifestación real de la realidad del cogito y su sum, sólo es posible dentro de un horizonte en el que en primer lugar la duplicación del cogito tiene que haber dejado de funcionar y haber superado el campo de la conciencia y autoconciencia. De la misma manera, la subjetividad sólo puede aparecer como primordial cuando el punto de vista del ego cartesiano ha dejado de funcionar. Sartre afirma que su teoría «es la única que da una dignidad al hombre, la única que no lo convierte en un objeto»8. Podemos apreciar sus intenciones pero, como hemos advertido antes, mientras mantengamos el punto de vista de la autoconciencia, perdura la tendencia a tomarnos a nosotros mismos como objetos, no importa lo mucho que enfaticemos la subjetividad. Es más, aun cuando la teoría de Sartre aparenta preservar la dignidad del hombre en su independencia subjetiva y su libertad, me parece que la dignidad real del hombre pertenece sólo a quien ha renacido, sólo al «hombre nuevo» que surge en nosotros cuando nacemos a través de la muerte, cuando atravesamos la nihilidad. Sartre, además, describe la existencia del hombre como un proyecto de ir continuamente más allá y fuera del yo, o como un modo de ser que continuamente se excede a sí mismo. Reconoce ahí una trascendencia que es una forma de ek-stasis: un estar fuera de sí mismo. Sin embargo, para Sartre esta trascendencia no tiene el sentido de la de Dios. Esta trascendencia implica que la nada está constituida en el fondo de la propia existencia, el hombre la usa como una plataforma desde la cual seguir adelante más allá de sí mismo. Pero en tanto que Sartre sitúa la subjetividad como el punto de vista del ego cartesiano, su nada no es la muerte de la que habla Heidegger. El modo de ser de este ego no es un «ser para la muerte». Tampoco es algo como la «gran muerte», a la que nos hemos referido antes como el locus de la nihilidad que se manifiesta a través de la gran duda, ya que esta duda apunta nada menos que a la quiebra del ego cartesiano. y aún menos estamos tratando con la noción budista de sünyata (nada, vacuidad)  La nada en el budismo es «no-ego)), mientras que la nada en Sartre es inmanente al ego y en ella cualquier trascendencia debe tener en cuenta que permanece apegada al ego. Sartre considera que su  nada está en el fundamento del sujeto, y la presenta como un muro en el fondo del ego o como una plataforma a sus pies, lo que la convierte en un principio básico que silencia al ego dentro de sí mismo. El ego se convierte en algo así como una cueva enorme y desolada, en virtud de esta división que la nada sitúa en el fundamento del yo. Esto nos recuerda a lo que una antigua tradición zen llama «la vida dentro de una montaña negra» o «vivir en la caverna del demonio». Uno está retirado dentro de la caverna del ego autoconsciente que tiene la nada en su fundamento. y mientras esta nada está erigida como algo llamado nada en el fondo del yo permanece lo que el budismo repudia por «vacuidad mal comprendida». A consecuencia de esto, nuestra existencia en esta vacuidad está suspendida en el vacío y su subjetividad es todavía más dinámica aun cuando se profundiza hasta su fondo. AquÍ la nada puede parecer una negación del autoapego, pero de hecho es más bien al contrario, está potenciado y ocultado. Esta nada puede parecer una negación del ser, pero mientras se presente a sí misma como un objeto de la conciencia en forma representativa -en otros términos, mientras el yo esté aún atado a ella- permanece en ella algún tipo de ser, algún tipo de objeto. De hecho, esto es lo que normalmente queremos decir con nihilidad. No puede ser una negación verdadera del yo y de todas las cosas, porque exime al sujeto al cual está apegada a través de la negación, y por eso se convierte en una especie de ser. Ni puede ser una afirmación verdadera y efectiva del yo y de todas las cosas que las hace presentes como realidad porque no es más que una mera negación, una simple nada que lo convierte todo en irrealidad. En el budismo este tipo de nihilidad ha sido denominado «la vacuidad de la perspectiva nihilizante)) , acentuando una vacuidad absoluta también vacía de tal vacuidad. En esta vacuidad absoluta puede ser sobrepasado por primera vez el campo de la conciencia, que considera al yo y las cosas como realidades meramente internas o externas, así como la nihilidad, establecida en el fundamento de este campo. AquÍ son superadas tanto la perspectiva nihilizante, esa actitud meramente negativa hallada en cualquier tipo de nihilismo, como también la perspectiva de constancia , la actitud meramente positiva de todo tipo de positivismo y de realismo ingenuo. Todo apego es negado: son vaciados tanto el sujeto como la manera en que las cosas aparecen como objetos de apego. Así todo está vacío verdaderamente, lo que supone que todas las cosas se hacen presentes  

 

a sí mismas aquÍ y ahora, tal como son, en su realidad original. Se presentan a sí mismas tal como son, en su tathata, esto es, en su «no-apego». Ver la nada en el fundamento de la existencia del yo a la manera de Sartre, es ver el yo sin un fundamento en el que permanecer. Sin embargo, la nada que supone que no hay fundamento se posiciona como un muro que obstruye el camino de uno y que se vuelve de algún modo fundamento, por eso podemos decir que aún hay un fundamento. Sólo la vacuidad absoluta es el verdadero «no-fundamento» (Ungrund). En él todas las cosas -desde una flor o una piedra a la nebulosa estelar y los sistemas galácticos, e incluso la vida y la muerte mismas- se hacen presentes como realidades sin fondo. Se revela su realidad sin fondo. La verdadera libertad reside en este no-fundamento, mientras que la libertad de Sartre es todavía esclavitud, un hueco en el cual se proyecta el yo que queda aferrado como una estaca en la tierra. Éste es el punto de vista del apego. Puede ser llamada libertad hasta cierto punto, pero en un sentido más elemental es la esclavitud más profunda. Para Sartre, «solo hay realidad en la acción» y «cada hombre se realiza al realizar un tipo de humanidad»9. El sentido de estas palabras debería ser claro por todo lo que hemos dicho hasta ahora. No obstante, el caso es que: ¿desde qué horizonte está referida aquí la acción para ser llevada a cabo? ¿Desde qué horizonte vamos a realizar el yo al realizar un tipo de humanidad? Para que la acción sea verdadera no puede detenerse en la nada a la que se refiere Sartre. Por ejemplo escribe: «Cada uno de nosotros realiza lo absoluto al respirar, al comer, al dormir, o actuando de una manera cualquiera. No hay ninguna diferencia entre ser libre [oo.] y ser absolutO»IO. Estas palabras suenan a las de un maestro zen, pero el hecho de que actividades tales como comer, beber y dormir sean actividades absolutas en sí mismas no es resultado de ese punto de vista. Tampoco la realización de un tipo de humanidad es posible desde el punto de vista del humanismo como lo entiende Sartre. Debe haber algo que indique la realización de un hombre nuevo, que se origine en la negación absoluta de lo humano. Nuestras acciones como individuos consiguen ser verdaderamente actividades absolutas cuando surgen en el horizonte que se abre tan pronto como el hombre escapa de la cueva del ego ermitaño y atraviesa la nada en el fundamento del ego, es decir, sólo cuando las acciones se hacen manifiestas en aquel punto en el que se ha derrumbado el campo de la conciencia, donde las acciones que se dicen del yo siguen siendo acciones del yo.  

 

 

Es natural que un existencialismo de este tipo, que descansa sobre el ego subjetivo cartesiano, provocase críticas desde el polo opuesto del materialismo. Sartre, en el ensayo citado, incluye una discusión con un marxista que recalca el punto de vista materialista: «La realidad primera es la realidad natural, de la que la realidad humana no es más que una función [ ... ]; la realidad primera es una condición natural y no una condición humana»! !. No obstante, al contemplar las cosas de esta manera, resulta imposible explicar la subjetividad del ego. Una crítica basada en ese punto de vista no puede demostrar la comprensión suficiente de la existencia humana en la que Sartre había estado insistiendo. Aun así esta crítica tiene su validez. Mientras no vayamos más allá del campo de una separación fundamental de sujeto y objeto, surgirá un conflicto entre el considerar el objeto desde el punto de vista del sujeto y el considerar el sujeto desde el punto de vista del objeto. En cualquier caso, como explicaba antes, no conseguiremos estar en contacto con la realidad del yo ni de las cosas real y verdaderamente.   



   

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