jueves, 6 de febrero de 2014

La ausencia de estado

La ausencia de estado
Y el ¡porque! de la vigencia del discurso fetiche del caficho Buntix en la plaza artística limeña
Diacrítica a la exposición entro lo real y lo simbólico de Cecilia Noriega-bozovich
Payasito sube al micro museo-
Buenas tardes, como están,  sin agradecer al señor conductor y con el deseo de que ustedes algún día lo bajen del carro. He venido a hacerles una pregunta
¿Cual es el problema principal del Perú?
Vamos ustedes deben de saberlo, expriman las neuronas…es t ata tan
 Según su cínico curador, la ausencia fálica, en otra palabras la ausencia de estado y esto increíblemente es real, en los años 80 se libro una guerra interna, la cual nos llevo al estado neoliberal personificado por Fujimori, el cual plantaba al final de cuentas una especie de narco estado, pero por lo menos en él se personificaba la idea de estado, el cholo se identificaba con el chino, el amazónico, hasta el blanco, todos estaban con el chino, pero como ya saben el chino acabo muy mal, le bajaron la llanta, y hoy su imagen está muy lejos de personificar una idea de estado.
Entonces ya ni en el imaginario tenemos una idea de Estado, esto es un problema profundo que se arrastra desde la conquista, el virreinato con todo lo colonial se acerco más a una idea de estado, que la propia república, y a 200 años de su cumpleaños, el diagnostico es de horror aquí la ley se vende y se compra y la institucionalidad es fachada y papel.
En todo esto qué rol le cabe al arte, pues algunos creemos que uno principal recuperar la sensibilidad, porque recuperar el estado es recuperar la razón, el sentido, y aun la fe, porque una crisis de Estado no es otra cosa que una crisis de sentido, y entonces el arte juega un gran fuego, claro si se atrevería a jugarlo.
Pero como ustedes ya se darán cuenta actores como su chofer caficho buntix están muy lejos de comprometerse con alguna sensibilidad, el prefiere el fetiche, llenar el vació, con su lenguaje snob pop achorado mercantil, y hacer de todo un fetiche, así va coleccionando artistas como objetos dentro de su discurso, que es al final un metalenguaje del fetiche, es decir una expresión, de la expresión, que tiene como único fin, vender.
Si ven la exposición que ahora nos presenta, verán que de político no tiene nada, esto es banalidad pura y si algo es interesante es  su incapacidad para expresar, algo más que su propio fetichismo.
Buntix nos plantea la dicotomía entre lo real y lo simbólico, pero en la exposición no está ni lo real ni lo simbólico, nos mete el rollo de lacan y nos habla de lo abyecto de lo irrepresentable, pero eso es solo un rollo para llenar la pared, lo que encontramos es basura objetual incapaz de  connotar algún significado, claro al menos que ustedes le quieran creer a buntix, lo que verán en la exposición será lo mismo que pueden ver en los mass media, solo que más aburrido y teniendo como protagonistas a toda la crema innata del status qou del arte limeño de hace algunos años. Ahí estará hasta Teresa Rally hablando estupidez imedia.
Ya si ustedes se quieren comer el cuento del trono del poder, pues ya el juego se hizo aburrido sin la posibilidad de sentarte en el sillón presidencial, el registro grafico queda como un trozo de basura sin connotación posible.
Al menos que ustedes estén buscando ese tipo de “arte” para decorar su depósito.
Lo verdaderamente interesante es la segunda parte en cámara negra, donde la violencia, que es justamente la expresión en sí de la falta de estado, se hace presente en la vida de la artista, y ella no tiene modo de expresarla, toma las balas como indicio del hecho, hay un video que no dice nada, están las hojas, la coca, pero nada, al igual que en los años 80 y 90 la burguesía limeña y su arte se ve imposibilitado de expresar lo real o por lo menos la realidad, claro luego ya harán su negocio con la memoria y toda la porquería que acompaña a la comisión de la verdad.
Pero si hay algo que es escaso es sensibilidad.
Yo me quedo con la exposición de chaclacayo, la siento honesta, me queda con la copa negra derramada en el cuerpo del performer, mas eso es historia, hoy el reto es como redimirnos de esa copa, como librar batalla con la locura de los sobrevivientes.
Más estos lejos de comprometerse aunque sea con su propia sensibilidad, ellos felices bailan al ritmo que su cafiche Buntix y otros de menos concha les tocan, con tal que los vendan como un fetiche más, así que no me vengan a mí con la historia de arte critico, de huayco, de los bestias de Alfredo Márquez todo eso, que  quizás alguna vez tuvo sentido termina en este micro museo, de putas , travestis, y aspirantes de cafichos, sin pizca de dignidad y con hambre de reconocimiento y así como buntix llamo a Cecilia noriega, poeta y profeta, pues a ustedes los llamara revolucionarios, y con su bendición podrán llenar este vacío fálico.
Hasta que de tanta políbanalitica se den cara con su propia impotencia ante la violencia.




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