¿Y después de palestina qué? La pos humanidad
¿Después de la primera guerra mundial?
El dadaísmo
El dadaísmo fue un movimiento cultural y
artístico creado con el fin de contrariar las artes, que surgió en 1916 en
el Cabaret Voltaire en Zúrich. Fue propuesto por Hugo Ball, escritor de los primeros textos dadaístas;
posteriormente, se unió el rumano Tristan Tzara, que llegaría a ser el emblema del
dadaísmo. Una característica fundamental del dadaísmo es la oposición al
concepto de razón instaurado por el positivismo. El dadaísmo se caracterizó por rebelarse
en contra de las convenciones literarias, y especialmente artísticas, por
burlarse del artista burgués y
de su arte.1
Su actividad se extiende a gran variedad de manifestaciones
artísticas, desde la poesía a la escultura, pasando por la pintura o la música.2
La poesía era ilógica y de difícil comprensión, dado que se
basaba en una sucesión de palabras o sonidos muchas veces sin sentido. Y tomaba
una actitud de burla y humor contra la sociedad burguesa. Y en la pintura
seguía el mismo camino, eran collages hechos con objetos de desecho y de la
basura.
Para los miembros del Dadaísmo, este era un modus vivendi que hacían presente al otro a
través de los gestos y actos dadaístas: acciones que pretendían provocar a
través de la expresión de la negación dadaísta. Al cuestionar y retar el canon
literario y artístico, el Dadaísmo crea una especie de antiarte moderno,
por lo que se trata de una provocación abierta al orden establecido.3
Coja
un periódico
Coja unas tijeras
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema
Recorte el artículo
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo
y métalas en una bolsa
Agítela suavemente
Ahora saque cada recorte uno tras otro
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa
El poema se parecerá a usted
Y es usted un escritor
infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido
del vulgo.
El dadaísmo es un nihilismo puro
pero realmente consciente, por un lado es el final de toda la cultura
occidental por otro lado es el comienzo, ya no era la cultura de logos de la
razón, porque esa cultura nos llevó a la guerra, será la cultura de la voluntad,
una voluntad lúdica anárquica, que la segunda guerra mundial terminara por
destruir.
¿Después de Auschwitz? El
existencialismo
Decimos después pero no es un
después cronológico de hecho el existencialismo ya está germinando con
Kierkegaard pero es después de la segunda guerra mundial que la filosofía de
Heidegger se hace conocida y que los franceses hablaran de existencialismo,
Heidegger jamás se entendió como un
existencialista, pero sin el
existencialismo carecería de una ontología fundacional al nivel de Aristóteles.
El existencialismo es
una corriente filosófica y, posteriormente, una vanguardia literaria1 orientada
alrededor de la propia existencia humana a través del análisis de la condición humana, la libertad, la responsabilidad individual,
las emociones, así
como el significado de la vida. Sostiene que la existencia precede a
la esencia y que la realidad es anterior al pensamiento y la voluntad a la inteligencia.23 Plantea que el
punto de partida del pensamiento filosófico debe ser el individuo y las
experiencias subjetivas fenomenológicas, así como la angustia existencial que genera la aparente
absurdidad del mundo. Sobre esta base, los existencialistas sostienen que la
combinación del pensamiento moral y el pensamiento científico son
insuficientes para entender la existencia humana, por lo tanto es necesario un
conjunto adicional de categorías, gobernadas por la norma de autenticidad.456 Una virtud primordial en el
pensamiento existencialista es la autenticidad.7 El
existencialismo influiría en muchas disciplinas fuera de la filosofía,
incluyendo la teología, el teatro, el arte, la literatura y la psicología.8
El
existencialista no le pregunta a la razón como el ilustrado sino a su voluntad
sobre el proyecto de existencia y la construcción de sentido que este exige pero
al preguntarle a la voluntad no da por sentado las respuestas de la razón y
entonces es un cuestionamiento total de una riqueza filosófica extraordinaria
pero al mismo tiempo se separa de toda la cultura anterior si antes era el
hombre de la razón ahora es el Dasein el de la voluntad proyectada al mundo y
que busca ser autentico o más bien sufre la imposibilidad de su proyecto existencial,
desde aquí es que todas la utopías modernas empiezan a caer como sueños de la
razón absurdos.
¿Después de la guerra fría, qué?
La posmodernidad
l término posmodernidad o postmodernidad1 es utilizado para designar generalmente a un
amplio número de movimientos artísticos, culturales, literarios y filosóficos del siglo xx, que se extienden hasta hoy,
definidos en diversos grados y maneras por su oposición o superación de las
tendencias de la Modernidad.
En antropología y sociología en cambio, los términos posmoderno y posmodernización se
refieren al proceso cultural observado en muchos países durante el
siglo XX, identificado a principios de los años 1970. Esta otra acepción
de la palabra se explica bajo el término posmaterialismo.
Las diferentes corrientes del movimiento posmoderno aparecieron
durante la segunda mitad del siglo XX. Aunque se aplica a corrientes muy
diversas, todas ellas comparten la idea de que el proyecto moderno fracasó en
su intento de renovación radical de las formas tradicionales del arte y la
cultura, el pensamiento y la vida social.
Uno de los mayores problemas a la hora de tratar este tema
resulta justamente en llegar a un concepto o definición precisa de lo que es la
posmodernidad. La dificultad en esta tarea resulta de diversos factores, como
la actualidad —y por tanto la escasez e imprecisión de los datos a analizar— y
la falta de un marco teórico válido para poder hacerlo extensivo a todos los
hechos que se van dando a lo largo de este complejo proceso que se llama posmodernismo.
Áreas de influencia[editar]
Se suele dividir a la posmodernidad en tres sectores,
dependiendo de su área de influencia: como un período histórico, como una
actitud filosófica, o como un movimiento artístico.
Histórica, ideológica y metodológicamente diversos, estos
sectores comparten, sin embargo, un parecido de familia centrado en la idea de
que la renovación radical de las formas tradicionales en el arte, la cultura, el
pensamiento y la vida social impulsada por el fracaso del proyecto modernista
en su intento de lograr la emancipación de la humanidad, y de que un proyecto
semejante es imposible o inalcanzable en las condiciones actuales. Frente al
compromiso riguroso con la innovación, el progreso y la crítica de las vanguardias artísticas,
intelectuales y sociales, al que considera una forma refinada de teología autoritaria, el posmodernismo defiende
la hibridación, la cultura popular, el descentramiento de la autoridad
intelectual y científica y la desconfianza ante los grandes relatos que presenta la sociedad en la actualidad ante
tal movimiento.
Características[editar]
Las principales características del pensamiento posmoderno son:
·
Antidualista. Los
postmodernos aseveran que la filosofía occidental creó dualismos y así excluyó
del pensamiento ciertas perspectivas. Por otro lado, el posmodernismo valora y
promueve el pluralismo y la diversidad (más que negro contra blanco, occidente
contra oriente, hombre contra mujer). Asegura buscar los intereses de «los
otros» (los marginados y oprimidos por las ideologías modernas y las
estructuras políticas y sociales que las apoyaban).
·
Cuestiona los textos. Los
posmodernos también afirman que los textos —históricos, literarios o de otro
tipo— no tienen autoridad u objetividad inherente para revelar la intención del
autor, ni pueden decirnos «qué sucedió en realidad». Más bien, estos textos
reflejan los prejuicios y la cultura particular del escritor.
·
El giro lingüístico. El
posmodernismo argumenta que el lenguaje moldea nuestro pensamiento y que no
puede haber pensamiento sin lenguaje. Así que el lenguaje crea, literalmente,
realidad.
·
La verdad como perspectiva. Además,
la verdad es cuestión de perspectiva o contexto más que algo universal. No
tenemos acceso a la realidad, a la forma en que son las cosas, sino solamente a
lo que nos parece a nosotros.
·
Reconoce que existen diferentes tipos de
saber
El grave problema posmoderno es
que no puede establecer criterios de valor exceptuando claro la crítica a todo
código binario patriarcal, euro céntrico, moderno, racional pero en esa crítica
cae en un código binario entre la diversidad y los códigos binarios es decir que
reproduce lo que intenta negar, lo cual llevara
a una polaridad en todos los niveles entre conservadores y posmodernos “porgresistas”
y es que la posmodernidad no tiene utopía progresista, derrumbo todo meta
relato, lo que tiene es una deconstrucción del mundo moderno, algo entre , algo
que no intenta definirse pero si empoderarse, más en esa lucha de poder donde una
vez deconstruida se intenta ocupar la institucionalidad encuentran una
resistencia conservadora bastante diversa.
¿Después de palestina? ¿Qué?
La pos humanidad
En la filosofia, poshumanismo es
utilizado, por una parte, como forma de designar las corrientes de
pensamiento que aspiran a una superación del humanismo en el sentido de las ideas
y las imágenes provenientes del Renacimiento clásico. Así se pretende
actualizar dichas concepciones posteriores a la segunda mitad del siglo xx,
cuando el sujeto humanista empezó a tener un declive.1
También se le da el término poshumanismo a la generación que
llega después de la reflexión postmodernista, postcolonial, de género, de raza
y de una visión que llega de voces que comenzaron después de los años setenta.2 Sin embargo, el posthumanismo no
es un concepto cerrado, "mas bien un índice para describir nuestro
momento" (Braidotti, 2015). Y no se trata de comprender lo que es el ser
humano en esencia, sino lo que quiere llegar a ser y en lo que se puede
convertir como especie.3
Otro uso del término poshumanismo es el que suele asimilarse
como destino del transhumanismo al
superar las limitaciones intelectuales y físicas mediante el control
tecnológico de su propia evolución
biológica (véase Ingeniería
genética humana), emergiendo un estado existencial fisicalista en el
que ya se domina la trascendencia natural de la humanidad.
Poshumano es un concepto notablemente originado
en los campos de la ciencia ficción, futurología, arte
contemporáneo, y filosofía. Esos múltiples orígenes
interactuantes han contribuido a la profunda confusión en torno a las
similitudes y diferencias entre el poshumano del "posmodernismo" y el poshumano del "transhumanismo".
El poshumanismo y la tecnología han ido avanzando de la mano ya
que actualmente es una forma de poder acceder al conocimiento. Redes sociales,
teléfonos inteligentes y demás son instrumentos que nos facilitan el acceso al
conocimiento. El conocimiento relativista y el cuántico han sido diferentes
tipos de conocimiento con el cual hemos ido desarrollando la tecnología debido
a que estos surgen propiamente de la física moderna.
Además de que el poshumanismo toma cuerpo de naturaleza en la
sociedad, las hipótesis sobre el surgimiento de un nuevo prototipo humano abren
un período de reflexión sobre las promesas de la tecnología.
Añadiendo que después de la pandemia
provocada por el COVID-19, el posthumanismo cobró una mayor
importancia, dejando de ser solo existencial, o sea, transformándose en una
filosofía que ayude al ser humano a entender "quién es".2
Transición de humanismo a
posthumanismo[editar]
Contrario a lo que propone el humanismo, el posthumanismo,
evolución o paso a seguir del humanismo, como pensamiento filosófico propone la
descentralización del ser humano. Tomando en cuenta primeramente a todos los
humanos por igual dejando atrás complejos machistas o misóginos, además tiene
en cuenta que las acciones del ser humano tienen un impacto no solo en el mismo
humano, sino que afecta el ambiente y a los demás seres vivos en el planeta por
lo que también tiene en cuenta pensamientos como el animalismo (Cole, et. al,
201113).
El impacto cultural y tecnológico ha sido tan grande que ha permitido al ser
humano cambiar, realizar tareas de forma más sencilla o incluso expresarse con
su propio cuerpo, a la combiación o fusión de estos aspectos (cultural y
tecnológico) con el cuerpo humano se le conoce como “Cyborg”, no por ser
un humano con piezas robóticas adheridas a su cuerpo sino que la mezcla de
estos elementos permite que el humano se exprese y muestre historias de una
forma que ningún otro ser vivo puede hacerlo (Czaja, 201114).
Por otro lado el término “Cyborg” también puede utilizarse de una forma más
literal ya que el transhumanismo que se relaciona desde un aspecto físico con
el posthumanismo, se propone de esta forma que mediante la tecnología se
mejoren las capacidades físicas del ser humano (Hayles, 199915).
El posthumanismo entonces pretende ser el siguiente paso para la humanidad
mediante la implementación de distintos conceptos a lo que se creía del
humanismo, dejando a un lado al ser humano (de sexo masculino) como lo más y
único importante a tener en cuenta no solo a todos los humanos por igual, sino
que también se contemplan las implicaciones que estos tienen en el medio
ambiente, los demás seres vivos y como también cosas o conceptos creados por la
misma humanidad como la tecnología y la cultura ha modificado a la especia
llegando al punto de crear un término como “Cyborg” para poder explicar desde
distintos contextos al humano moderno y del futuro.
Más luego de ver como mata el ciborg en la franja de gaza, queda claro que la pos humanidad
no es un paso de evolución al menos que la evolución sea un simple adaptarse al
medio y no un salto cualitativo de crecimiento de conciencia, porque el ciborg
procesa mucha más información como nunca antes en la historia, pero no la
reflexiona, es una voluntad con ansia de poder y entonces toca redeconstruir a
la voluntad ¿Para que vuelva a la razón? No, sino para que se integre con ella en
una comunión sintransferencial claro eso es solo posible en un armagedón y entonces toca preparar el Armagedón esta
lucha espiritual entre el ciborg y el hombre que no renuncia a buscarse a sí
mismo.
¿Cómo sería esta gran guerra?
Como
es o más bien como ha sido siempre, porque el Armagedón no es otra cosa que la
radicalización de la lucha espiritual, una idea de esta lucha la puede dar el
encuentro entre Alejandro y Diógenes, entre la voluntad de poder y la voluntad de ser:
Para sorpresa de los presentes, el
intercambio de saludos entre el gran Alejandro, y el controvertido Diógenes,
había sido igual de escueto, que sencillo. «Soy Alejandro» había dicho el
apuesto joven que tenía Macedonia y las polis griegas a sus pies, haciendo gala
de su simpatía y regio porte. A lo que el sucio y famélico filósofo griego, ni
corto ni perezoso, había respondido: «Y yo, Diógenes, el perro».
― ¿¡Cómo se atreve?!
Exclama ante la insolencia uno de los
miembros de su guardia personal, antes de llevarse la mano derecha su kopis.
¡Aquel vagabundo, necesitaba una buena lección!; sin embargo, Alejandro,
divertido ante el cariz que está tomando el encuentro, lo detiene con un gesto
de su mano izquierda antes de sonreír y dar un paso al frente.
― Decidme, ¿por qué te llaman
Diógenes, el perro?
Diógenes, en aquel momento enfrascado
en quitarse la suciedad que se ha acumulado bajo las uñas de su mano derecha,
vuelve a ignorar su ímpetu para contestarle con pasividad y desgana.
― Porque alabo a los que me dan,
ladro a los que no me dan y, a los malos, los muerdo.
Los murmullos vuelven a despertarse
entre los curiosos que se han ido reuniendo a observar la escena, mientras los
guardias, incapaces de entender que pretende su gran líder, se miran de
soslayo.
― ¡Pídeme, pues, lo que quieras!
Prorrumpe entonces inesperadamente
Alejandro abriendo los brazos con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro, en
busca de un acto simbólico que muestre a todos los presentes que él, era de los
que daban y, por tanto, digno de ser alabado.
― ¿Lo que quiera?
Pregunta interesado el escuálido
filósofo.
― ¡Sí!
Amplía su sonrisa Alejandro sin
imaginar que Diógenes, único e irrepetible, agudo e ingenioso, sin igual, le
conteste…
―Quiero que te quites de donde estas,
ya que me tapas el sol.
Alejandro, igual de sorprendido que
los que le rodean, está a punto de dar un paso atrás y balbucear; sin embargo,
en un acto de orgullo, recomponiéndose a marchas forzadas de tan imprevista
contestación, sale del paso diciéndole…
― ¿No me temes?
Diógenes de Sinope, imperturbable, a
pesar del titubeante tono de voz del joven, le responde con la misma e
inalterable autosuficiencia.
― Gran Alejandro, ¿te consideras un
buen o un mal hombre?
Alejandro, oculta su incomodidad como
puede para intentar mostrarse igual de sereno que el hombre que tiene tumbado
ante él. Sin embargo, su tono y volumen de voz, le delatan...
― Me considero un buen hombre.
El filósofo sonríe, se frota las
manos y levanta el rostro para mirarle directamente a los ojos.
Sabe que le tiene a su merced…
― Entonces… ¿Por qué habría de
temerte?
Aquella respuesta va más allá de lo
que los guardias pueden soportar, por lo que dando un paso al frente se llevan
las manos a sus armas mientras la gente, escandalizada, se lleva las manos a la
cabeza, entrecierran los ojos, o se tapan la boca.
¡Todo apunta al fin de aquel
insolente filósofo!
Sin embargo…
― ¡Silencio!
Ruge Alejandro revolviéndose como un
león asediado, acallando cuantos murmullo e insultos le rodean. Tal es fuerza y
determinación que los guardias, sorprendidos, se abren rápidamente en círculo.
― ¡Basta!
Gira sobre sí mismo el joven
destinado por los dioses a crear uno de los mayores imperios de la historia
hasta que, señalando al inmutable filósofo, exclama…
― ¿Sabéis qué os digo?
Todos… Hombres, mujeres y niños,
contienen la respiración.
El silencio es total y absoluto,
hasta que Alejandro, reconociendo la inteligencia de aquel hombre, les dice a
todos:
― Si no fuera Alejandro… Sería de
buena gana Diógenes.
Esta historia, entre la realidad y la
leyenda, es narrada por Plutarco en sus Vidas Paralelas, de la siguiente
manera:
«Hallábase casualmente tendido al
sol, y habiéndose incorporado un poco a la llegada de tantos personajes, fijó
la vista en Alejandro. Saludóle éste, y preguntándole en seguida si se le
ofrecía alguna cosa, “Muy poco- le respondió-; que te quites del sol”. Dícese
que Alejandro, con aquella especie de menosprecio, quedó tan admirado de
semejante elevación y grandeza de ánimo, que cuando retirados de allí empezaron
los que le acompañaban a reírse y burlarse, él les dijo: “Pues yo, a no ser
Alejandro, de buena gana fuera Diógenes»
.
Autor: José Antonio López Medina
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