Chaupi quipu ←→Koshi kene
Mediadores ontológicos del SumaK kausay
Pregunto, ¿Por qué en el mundial de futbol los hinchas
japoneses recogían la basura en las tribunas?
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RikArdo
No sé si te gustan los animes, pero si puedes mira Your name
de Makoto Shinkai
Algún día hablaremos del sumac qamaña sin contaminaciones.
Espero.
Enter
RikArdo
¿Contaminaciones?
Así es
RiKardo
Pues solo no hay contaminación si volvemos a la nada y
reintentamos nuestro proyecto complementario al ser
Y con contaminaciones también jajaja.
Rikardo
Si así mucho mejor con contaminaciones, vi tu nombre el anime
con mis hijos y no sabes cómo lo disfrutamos:
Mitsuha Miyamizu es una chica de secundaria que vive en la
pequeña ciudad de Itomori, cerca de la región de Hida. Está aburrida de la vida
en el campo y pide un deseo el cual es ser un chico y vivir en Tokio. Ella comienza
a cambiar de cuerpo intermitentemente con Taki Tachibana, un chico de
secundaria de Tokio, cuando ambos duermen. Pronto, comienzan a comunicarse
escribiéndose mensajes en papel, teléfonos y, a veces, en la piel del otro.
Mitsuha hace que Taki desarrolle una relación con su compañera de trabajo Miki,
de quien está enamorado y a quien no se atreve a hablarle, mientras que Taki
hace que Mitsuha se vuelva popular en la escuela.
Un día, Taki, en el lugar de Mitsuha, acompaña a su abuela y
hermana a dejar el ritual alcohol kuchikamizake, hecho por Mitsuha, como una
ofrenda en el santuario familiar en la cima de una montaña a las afueras de la
ciudad. Se cree que el santuario representa el cuerpo del dios guardián del
pueblo que gobierna las experiencias y conexiones humanas. La última nota de
Mitsuha le cuenta a Taki acerca del cometa que se espera que pase sobre la
Tierra el día del festival de su ciudad.
Al día siguiente, Taki se despierta en su propio cuerpo.
Después de una cita infructuosa con Miki, intenta llamar a Mitsuha, pero no
puede comunicarse con ella y el cambio de cuerpos termina de darse. Decide
encontrarse con ella directamente, pero sin saber el nombre de la ciudad, y
tiene que confiar en sus recuerdos del paisaje. El dueño de un restaurante en
Hida reconoce a Itomori a partir del dibujo hecho por Taki y le cuenta que el
paso del cometa ocurrió tres años atrás, pero que éste se dividió
inesperadamente en dos; la pieza más grande siguió moviéndose, pero la más
pequeña se estrelló contra la Tierra y destruyó la ciudad. Viajando hasta el
lugar, Taki observa el sitio del cráter y no puede creer que Mitsuha haya
estado muerta todo este tiempo, pero de pronto sus mensajes en su teléfono
desaparecen y sus recuerdos de ella comienzan a desvanecerse. Taki encuentra el
nombre de Mitsuha en los registros de víctimas mortales y descubre desde la
fecha del desastre que sus líneas de tiempo estuvieron separadas por tres años.
Taki va al santuario para beber el sake de Mitsuha de la
botella, con la esperanza de reconectarse con su cuerpo y advertirle sobre el
ataque del cometa. A través de una visión, Taki descubre que una chica que
conoció en el tren tres años antes era Mitsuha: sin saber que estuvieron
separados durante tres años. Ella, habiéndose enamorado de él, había conocido a
su yo pasado mientras trataba de reunirse con él personalmente. Él se despierta
en cuerpo de ella la mañana del festival de la ciudad. La abuela de Mitsuha
deduce lo que sucedió y le dice que el cambio de cuerpo es parte de la historia
familiar y de los cuidadores del santuario. Taki convence a sus amigos Tessie y
Sayaka para ayudar a todos a evacuar la ciudad, desactivando la subestación
eléctrica.
Mitsuha se despierta en el cuerpo de Taki en el santuario.
Cuando Taki llega allí justo cuando el sol se está poniendo, los dos perciben
la presencia del otro, pero están separados temporalmente por tres años. Sin
embargo, cuando cae el crepúsculo (referido en la película como la "hora
mágica"), regresan a sus propios cuerpos y se encuentran. Intentan escribir
sus nombres en cada mano para recordarse, pero el crepúsculo pasa y Mitsuha
desaparece antes de que ella pueda escribir el suyo. Antes de convencer a su
padre de evacuar la ciudad, Mitsuha se da cuenta de que sus recuerdos de Taki
comienzan a desvanecerse y descubre que escribió "Te amo" en su mano
en lugar de su nombre. A pesar de la evacuación, la pieza del cometa se
estrella contra la Tierra y destruye la ciudad. Taki se despierta a su debido
tiempo, pero ya no recuerda nada.
Cinco años después de graduarse de la universidad, Taki
encuentra un empleo sin éxito y quien se encuentra con Miki y que además se
revela que en el desastre de Itomori, donde se creyó que muchas personas
murieron pero que en realidad resultaron ilesos, ya que Taki cambió la línea
del tiempo y que además ya no recuerda a quien conoció en ese pueblo. Pero un
tiempo después Taki y Mitsuha se cruzan cuando sus trenes se ponen en paralelo,
y se ven obligados a desembarcar y buscarse el uno al otro. Finalmente se
encuentran en las escaleras y siente que la conoce de antes y ella responde que
se siente de la misma manera. Su conexión se ha restablecido, derraman lágrimas
de felicidad y simultáneamente preguntan por sus nombres.
https://www.youtube.com/watch?v=n8gdC_Ncp6w
Que mejor manera de comprender el Ajayu el alma colectiva
que este ejemplo, este es el verdadero poder universal de la cultura andina su
posibilidad de mediación ahí están los dos adolescentes Taki y Mitsuha encontrándose
uno en el otro porque solo en el otro logramos ser cuando el otro nos media,
este proceso de mediación que yo lo formulo desde la ontología transferencial,
se da en toda relación humana, mira este ejemplo que quizás te puede parecer superficial:
En 1974, Nina Simone se encontró en una
encrucijada. Sentada en el Club Hipopótamo en Nueva York, estaba lidiando con
uno de los capítulos más difíciles de su vida. Su carrera se había estancado,
batallas legales se cierran y el futuro se sentía incierto. Esa tarde, había
asistido a un concierto de David Bowie, ignorando que el destino pronto los
pondría cara a cara. Esa noche, Bowie entró en el mismo club, la vio y se
acercó a su mesa. A pesar de sus orígenes muy diferentes, ella, una pianista
entrenada clásicamente y pionera en música negra; él, un icono del rock
creciente que empuja los límites de la cultura pop, Bowie se sintió atraída por
su presencia. Él se presentó y pidió su número, preparando el escenario para
una conexión inesperada.
A las 3 a. m., sonó el teléfono de Nina. Fue Bowie. "Lo
primero que quiero que sepas es que no estás loca", le dijo. "No
dejes que nadie te diga que estás loca, porque ahí fuera, de donde vienes,
somos muy pocos. Sus palabras resonaron profundamente. Durante años, Nina había
sido etiquetada difícil, impredecible, incluso inestable por una industria que
a menudo la malinterpretaba. Pero Bowie la vio por quién realmente era: una
artista visionaria que había sido empujada a los márgenes. Su empatía y
reconocimiento eran una cuerda de vida.
Durante el próximo mes, Bowie se convirtió en una fuente
constante de apoyo. Pasaron horas juntos, hablando, tocando el piano y
compartiendo sus pensamientos en la privacidad de las habitaciones de hotel. No
era sólo un fan; entendía sus luchas, su aislamiento y el precio que la
industria de la música había cobrado en su espíritu. Nina más tarde reflexionó:
"Tiene más sentimientos que nadie que haya conocido. Él no es humano.
David no es de este mundo. Su conexión fue un recordatorio de que incluso en
sus momentos más oscuros, ella no estaba sola.
El estímulo de Bowie reavivó la pasión de Nina por la
música. Volvió al piano, no porque el mundo lo exigiera, sino porque alguien le
recordaba su valor y su lugar en el mundo. Su historia es un testimonio del
poder de la empatía y del impacto que una persona puede tener en la vida de
otra. Como la propia Nina dijo una vez: "Es el deber de un artista
reflejar los tiempos. Y en ese momento, Bowie reflejó de nuevo a ella la fuerza
y brillantez que casi había olvidado. "No estás loca", le dijo, una
verdad simple pero profunda que todavía resuena hoy: en un mundo que a menudo
trata de atenuar tu luz, recuerda que tu singularidad es tu poder.
Fuente: Inolvidable Siglo
Si Bowie no hubiera mediado a Nina ella no hubiera vuelto a
brillar
https://www.youtube.com/watch?v=-RlH8N1j64g
Mira esto otro ejemplo de un maestro en México
Leticia fue mi alumna en la escuela "Justo
Sierra", en plena sierra. Tenía once años de edad.
Once años conociendo las carencias y la mugre de la vida.
Siempre con la misma ropa, heredada por una tradicional
necesidad familiar.
Once años batallando con los bichos de día y de noche.
Con una nariz que como vela escurría todo el tiempo.
Con el pelo largo y descolorido sirviendo de tobogán a los
piojos.
Aun así, era de las primeras en llegar a la escuela.
Tal vez iba por los momentos necesarios para soñar que era
lo que no; aunque enfrentara el rechazo y el asco de los demás.
A la hora del trabajo en equipo nadie la quería.
No dieron la oportunidad para demostrar qué tan inteligente
era: el repudio fue lo que Leticia conoció.
Me desconcertaba el hecho de ver que algunos varones con
características semejantes a las de Leticia eran aceptados por el resto de las
niñas y los niños, pero no ocurría lo mismo con Leticia y las niñas.
A mí solo se me ocurría hacer recomendaciones que nunca
fueron atendidas.
En ese tiempo me preguntaba:
¿De qué sirve leer cuentos a esos niños que no han comido?;
¿serviría de algo alimentarlos con fantasías?
Yo creía que sí, pero no sabía hasta dónde.
Constantemente les brindaba relatos, sobre todo en la mágica
hora de lecturas, dos veces por semana.
Un día conté "La Cenicienta" y cuando llegué a la
parte en que el hada madrina transformó a la jovencita andrajosa en una bella
señorita de vestido vaporoso y zapatillas de cristal, Leticia aplaudió
frenéticamente el milagro realizado.
Había una súplica en su rostro que provocó la burla de los
que no tenían la misma capacidad ni la misma necesidad de soñar.
Esta vez hubo recomendaciones y regaños.
En otra ocasión, pregunté a mis alumnas y alumnos: ¿qué
quieren ser cuando sean grandes?
Y el cofre de sus deseos se abrió ante mí: alguien quería
ser astronauta, aunque al pueblo ni el autobús llegaba; otros querían ser
maestros, artistas o soldados.
Cuando le tocó el turno a Leticia, se levantó y con voz
firme dijo:
“¡Yo quiero ser doctora!"
y una carcajada insolente se escuchó en el salón.
Apenada, se deslizó en su banca invocando al hada madrina
que no llegó.
Mi labor en esa escuela terminó junto con el año escolar.
La vida siguió su curso.
Después de quince años, regresé por esos rumbos, ya con mi
nombramiento de base.
Hasta entonces encontré algunas respuestas y otras
preguntas.
Las buenas noticias me abordaron en autobús, antes de llegar
al crucero donde trasbordan los pasajeros que van al otro poblado.
Llegaron en la presencia de una señorita vestida de blanco.
-¡Usted es el maestro Víctor Manuel!... , ¡usted fue mi
maestro! _me dijo_ sorprendida y sonriente.
El que podía encantar serpientes con las historias que
contaba.
Halagado, contesté:
_Ese mero soy yo.
_¿No me recuerda, maestro? _Preguntó, y continuó diciendo
con la misma voz firme de otro tiempo- yo soy Leticia ... y soy doctora ...
Mis recuerdos se atropellaban para reconstruir la imagen de
aquella chiquilla que en otro tiempo nadie quería tener cerca.
Se bajó en el crucero dejando, como La Cenicienta, la huella
de sus zapatillas en el estribo del autobús...
Y a mi con mil preguntas.
Todavía alcanzó a decirme: - Trabajo en Parral... búsqueme
en la clínica tal... y se fue…
Un día fui a la clínica que me dijo y no la encontré.
No la conocían ni la enfermera ni el conserje.
¡Era demasiada belleza para ser verdad!
"Los cuentos son bellos pero no dejan de ser
cuentos", me lamentaba.
Arrepentido de haber ido, y casi derrotado, encontré a la
directora de la clínica y hablé con ella.
Lo que me dijo, revivió mi fe en la gente y en la
literatura:
_La doctora Leticia trabajaba aquí _me contó_.
Es muy humana y tiene mucho amor por los pacientes, sobre
todo con los más necesitados.
_Esa es la persona que yo busco _asi grité.
_Pero ya no está con nosotros _dijo la directora.
_¿Se murió? _Pregunté ansioso.
_NO, COMO CREE, La doctora Leticia solicitó una beca para
especializarse y la ganó... ahora está en Italia.
Leticia sigue aprendiendo más y enseñando sus secretos para
luchar.
Yo sigo queriendo saber hasta dónde llega el poder de las
palabras; ¿cuál es el sortilegio para encantar a las serpientes que jalan a los
descobijados?; como profesor, ¿qué puedo hacer para equilibrar la balanza de la
justicia social ante casos parecidos?; ¿cuándo empezó el despegue de los sueños
de Leticia en cuanto al resto de sus compañeras y compañeros?; ¿dónde radica la
fortaleza de las mujeres que superan cualquier expectativa?
Ya no quiero ser el maestro de Leticia: Ahora quiero
aprender.
Quiero que me enseñe cómo evoluciona una oruga hasta
convertirse en ángel y, sobre todo, quiero descubrir, ¿cuál fue la varita
mágica que la convirtió en la princesa del cuento?
El maravilloso poder de las palabras.
Si él no hubiera mediado a Leticia con sus cuentos, ¿Qué sería
de la vida de Leticia ahora?
Mira este otro: https://www.youtube.com/watch?v=GqoEs4cG6Uw&list=PLla0Jk58lE9V88A0d5Zz9LLSlKOY8tDAE
En esta película Harriet una negra en el sur esclavista de
Estados unidos, logra escapar gracias a que escucha a Dios , ella deja que
Cristo la medie , entra en trances , ve visiones y se le revela el camino por
donde puede huir , más no contenta con huir , sabiendo que Dios la media va y
armada de su fe rescata a otros esclavos, y a toros, y a otros hasta llegar a
la guerra Civil donde dirige todo un pelotón para rescatar esclavos, es tan
hermoso abrirse a la mediación divina y de eso trata el chaupi que es al axis
mundi el quinto, centro donde se encuentran los 4 suyos , por eso cuando dice
Mareategui que la religión andina ha desaparecido con la desaparición del Tawantinsuyo
yo veo al Tawantinsuyo en todo proceso
de mediación por esto ese que el Tawantinsuyo no es un imperio sino una reino
de mediación ontológica donde se puede llegar a ser y a no ser pero sobre todo
a complementar el ser y el no ser en el amor, esa
complementariedad se replegó en la
semilla pero con una buena mediación se
puede lograr el Sumak kausay de nuevo
pero ahora complementando a Occidente y a Oriente abriendo una vía para salir
del conflicto algorítmico pos humano.
Mira la hermosa mediación de occidente en Sócrates haciendo de partera mayéutica:
¿No has oído decir que yo soy hijo de Fenarete, partera muy
hábil y de mucha
nombradía? ¿Y no has oído también que yo ejerzo la misma
profesión? Pues has de saber que es
muy cierto. […] El oficio de partear, tal como yo le
desempeño, se parece en todo lo demás al de
las matronas, pero difiere en que yo le ejerzo sobre los
hombres y no sobre las mujeres, y en que
asisto al alumbramiento, no los cuerpos, sino las almas. El
Dios me impone el deber de ayudar a
los demás a parir, y al mismo tiempo no permite que yo mismo
produzca nada. Esta es la causa de
que no esté versado en la sabiduría, y de que no pueda alabarme
de ningún descubrimiento, que
sea una producción de mi alma
20
.
Para Sócrates el conocimiento no se puede transmitir, dado
que, sólo se haya en sí
mismo, lo que si podía era ayudar a engendrarlo en cada uno,
éste era el mérito de Sócrates,
donde, él también buscaba aprender de los razonamientos que
se creaban. Entendiendo que no
todas las personas están condicionadas para dar a luz a la
verdad, pues, es un proceso doloroso
que exige el uso de la razón
La mayéutica elimina las incertidumbres, opiniones y
prejuicios en las respuestas.
Cuando el interlocutor detectaba sus errores, Sócrates
continuaba el diálogo con preguntas
específicas y encaminadas para que el interlocutor razone y
descubra que su tesis o afirmación
inicial tiene errores o contradicciones.
La confrontación tiene la misión de causar en la conciencia
una purificación de su
ignorancia, errores y faltas, es preparación y estímulo para
una investigación reconstructiva. “Por
eso, justamente, Sócrates considera el hecho de que se lo
refute como un beneficio que recibe,
igual al que presta a los demás cuando es él quien les
refuta sus errores Sócrates quiere que
sus interlocutores se examinen a sí mismos y descubran lo que no
saben. Que razonen por sí mismos y se motiven a buscar la
verdad.
El método socrático, con la mayéutica, busca que al concluir
se dé a luz la alétheia
(ἀλήθεια, verdad). Ésta se alcanzad al final, en la
conclusión del ejercicio intelectual, de la
confrontación por preguntas y respuestas.
La verdad que se encuentra oculta en la mente del
interlocutor y el conocimiento que
está latente en la conciencia humana. Estas dos nociones de
verdad encubierta y saber oculto en la
conciencia, están de forma implícita en el pensamiento de
Sócrates. Será Platón quien las hará
explicitas.
Uno de los méritos de Sócrates es su capacidad de preguntar
para que su oyente pudiera dar a luz lo que llevaba dentro. Pero esto no era
únicamente una visión lineal de pregunta-respuesta, como podría pensarse
apresuradamente. Sócrates buscaba que su pregunta generara inquietud
(perplejidad y asombro) en su oyente, es decir, que la pregunta generara el
preguntarse. El filósofo griego le dice a Teeteto lo siguiente: “Entrégate,
pues, a mí, que soy hijo de una partera y conozco este arte por mí mismo, y
esfuérzate todo lo que puedas por contestar a lo que yo te pregunte” (Platón,
1988, p. 192). Es evidente que una de las maneras como ayuda a dar a luz la
verdad es a través de la pregunta. Por tanto, un primer aporte de la mayéutica
socrática a la educación dialógica es recuperar el preguntar para que el
estudiante se pregunte. Preguntar lleva inmediatamente al preguntarse,
despertando aquel deseo natural de saber del que hablaba el Estagirita
empezando su Metafísica (Aristóteles, 1994). Pero es preciso aclarar que para
saber necesariamente tiene que haber de fondo una pregunta, pues “la pregunta
es la reflexión en acto ¿qué es lo que
suscita es reflexión? Parece que está vinculado al deseo o a la intención”
(Marcel, 1957, p. 144). Esta afirmación que hace el filósofo
existencialista Gabriel Marcel pone de manifiesto cómo el hecho de preguntar es
la puerta que da paso a la reflexión. Es irrebatible que la formulación de una
pregunta desde el punto de vista socrático tiene como objeto tratar de
interiorizar un determinado tema para alcanzar la verdad; sin embargo, Marcel
también afirma que el hecho de preguntar, de reflexionar, está vinculado a la
intención de saber del sujeto, que, de acuerdo con Aristóteles, es natural.
Así, puede asegurarse que el preguntarse hace parte de la esencia misma del
hombre. La filosofía es hija de la pregunta. Bien sabían los clásicos que era
mucho más importante la formulación de una cuestión que las mismas respuestas,
porque, en cierta manera, toda pregunta lleva anclada en sí parte de la
respuesta. Evidentemente el hombre es el único ser capaz de cuestionarse. Ahora
bien, el cuestionarse no es algo espontáneo —como podría pensarse al afirmarse
que es común a todo ser humano— sino que es una reacción humana; si se quiere,
un rechazo u oposición a lo evidente o lo cotidiano. La pregunta es siempre
hija de la insatisfacción humana. El argumento es simple: si la persona experimentara
que lo inmediato y lo evidente sacian plenamente su deseo, no cabrían ni serían
necesarias las preguntas. En efecto, la pregunta es un oponerse a lo que se da
a simple vista. El hombre, como un ser insatisfecho por naturaleza, siempre se
va a preguntar, esto lo dice claramente Ranher (1979) en los siguientes
términos: El horizonte infinito del preguntar humano se experimenta como un
horizonte que retrocede cada vez más lejos cuanto más respuestas es capaz de
darse el hombre. El hombre puede intentar dejar en paz la terrible infinitud a
la que está expuesto al preguntar, por angustia ante lo terrible puede huir a
lo familiar y cotidiano; pero la infinitud en la que se halla enmarcado penetra
también su acción cotidiana. En principio, el hombre está siempre en camino.
[…] el hombre se experimenta como la posibilidad infinita, pues vuelve a
cuestionar siempre en la teoría y en la praxis cada resultado logrado, se
desplaza siempre de nuevo en un horizonte más amplio que se abre ante él sin
confines Acá se aprecia claramente la
profundidad que tiene el hecho de la formulación de una pregunta, inclusive,
según el argumento ranheriano, desvela la sed de infinito que tiene el hombre,
pues nunca, por más convincente que sea una respuesta, queda totalmente satisfecho.
En esta misma línea del teólogo alemán, Heidegger (1962) argumentaba, desde la
filosofía, lo siguiente: Todo preguntar
es un buscar. Todo buscar tiene su dirección previa que le viene de lo buscado.
Preguntar es buscar conocer “qué es” y “cómo es” un ente. El buscar este
conocer puede volverse un “investigar” o poner en libertad y determinar aquello
por lo que se pregunta. El preguntar tiene, en cuanto “preguntar por…” su
aquello de que se pregunta. Todo “preguntar por…” es de algún modo “preguntar a…”.
Al preguntar es inherente, además del aquello de que se pregunta, un aquello a
que se pregunta. […] Lo peculiar de éste [el preguntar] reside en que el
preguntar “ve a través” de sí desde el primer momento en todas las direcciones
de los mencionados caracteres constitutivos de la pregunta misma (p. 14).
Una simple mirada es suficiente para corroborar que ninguna persona escapa a la
capacidad de cuestionarse, la cual puede estar oculta, y, en esta medida, el
hombre es —como se puede colegir de la afirmación heideggeriana— un ser en
estado permanente de búsqueda, porque toda pregunta lanza hacia el futuro para
tratar de encontrar “algo” que sea equivalente a la grandeza de la pregunta. Lo
anterior se podría decir de todo tipo de pregunta. Por tanto, es obvio que
muchas preguntas son saciadas en lo inmediato como tal. Pero aquí se hace
alusión, de modo más general y, por tanto, más humano, a la capacidad de
preguntarse. Esta capacidad en genérico está en continua relación con el
sentido existencial en sí mismo. Por lo anterior, el profesor tiene la tarea no
solo de preguntar para que el diálogo fluya con y entre los estudiantes, sino
que también debe propiciar que sus estudiantes se pregunten y,
consecuentemente, emprendan ese diálogo con ellos mismos, ese diálogo que, de
acuerdo con Gadamer (1998), Platón llamaba pensar, y que también Feuerbach
(1975) reforzaba en los siguientes términos: “El hombre piensa, es decir,
conversa, habla consigo mismo” (p. 51). Esto está en consonancia con la
educación dialógica que no pretende enseñar qué pensar, sino principalmente en
desafiar a pensar (Teo, 2019). En efecto, no es que el estudiante sea un sujeto
pasivo a la espera de que alguien llegue a hacerle dar a luz, sino que él
también empieza a dialogar consigo mismo. Por ello el reto de la educación,
pensado desde la mayéutica, no se limita únicamente a una transmisión, sino
también a despertar en el interlocutor un interés por el saber desde su propia
cosmovisión. En este sentido, la mayéutica socrática le recuerda a la educación
dialógica la importancia, en primer lugar, de preguntar, y, en segundo lugar,
de generar la capacidad de preguntarse, lo cual es un reto muy complejo en la
actualidad debido a que el ser humano satisface sus principales necesidades con
cosas inmediatas, como, por ejemplo, el consumo
(Cortina, 2002), hasta el punto de añadirle una entrada más al
parafraseo de la afortunada expresión cartesiana, sosteniendo que “consumo…
luego existo” (Cortina y Carreras, 2003). Por ello, en la educación dialógica,
de acuerdo con la mayéutica socrática, hay que generar inconformidades en los
estudiantes (dolores de parto). No puede olvidarse que quienes se relacionan
con Sócrates, sostiene el filósofo, “sufren dolores de parto y están llenos de
perplejidad de noche y de día” (Platón, 1988, p. 191). La capacidad
socrática de dejar perplejos a sus interlocutores es algo que es común en sus
diferentes diálogos, cuyas características, como lo deja explícito Teeteto, es
el “asombro” o “aturdimiento” (Platón, 1988, p. 202). En consecuencia, hay
que enfrentar a los estudiantes con sus propias verdades y opiniones, porque
justamente en ese preciso momento en que la persona entra en ese conflicto
interno entre lo real y lo posible, entre lo que es y lo que podría llegar a ser,
es cuando surge la pregunta y emana el porqué del que hablaba Camus (1973): “Un
día surge el ¿‘Por qué’? Y todo comienza en este agotamiento teñido de asombro.
‘Comienza’, eso es lo importante” (p. 132). Es, precisamente, este
comienzo el que da lugar al descubrimiento de la verdad, que es lo que se
tratará en el siguiente apartado. La mayéutica recuerda que el estudiante
construye y recorre su propio camino de aprendizaje El papel de Sócrates era
ser mediador, por lo cual se ufanaba, por un lado, de no saber nada, pero, por
otro lado, de que quienes se relacionaban con él descubren grandes cosas: Así
es que no soy sabio en modo alguno, ni he logrado ningún descubrimiento que
haya sido engendrado por mi propia alma. Sin embargo, los que tienen trato conmigo,
aunque parecen algunos muy ignorantes al principio, en cuanto avanza nuestra
relación, todos hacen admirables progresos (Platón, 1988, p. 190). Esto
está relacionado con la manera platónica de concebir la verdad como
des-ocultamiento o des-velamiento. Ya Heidegger (2007), en su comentario sobre
la parábola de la Caverna y el Teeteto, expresaba que “algo verdadero es un
άληφές, algo no oculto” (p. 22). En esta misma línea, es importante saber
que, de acuerdo con el idioma griego, una de las acepciones de la palabra
verdad es αλήθεια. Etimológicamente, el prefijo “a” anula la negación de la
raíz, que viene del verbo “lantano”, que significa ocultarse; por tanto, a
riesgos de reduccionismos de los que
siempre es víctima cualquier traducción (Vargas-González, 2022), la verdad es
des-ocultamiento; es decir, la mayéutica ayuda a quitar el velo de lo que lleva
oculto el interlocutor en sí mismo. En efecto, lo que hace Sócrates no es
contar lo que es la verdad, sino ser mediador para que su interlocutor descubra
por sí mismo y con sus propios esfuerzos lo que es verdadero. Por ello el
aprendizaje en este caso es una conquista propia, que viene de adentro, motivo
por el cual es un aprendizaje que deja huella. En este aspecto la mayéutica
socrática es iluminadora para la educación dialógica, sobre todo porque uno de
los grandes desafíos de la educación en la actualidad son los aprendizajes
significativos y con sentido, es decir, un aprendizaje que no violente lo que
la persona es y sabe. Desde la mayéutica se propone que es el estudiante, a
través del diálogo, quien construye su conocimiento, razón por la cual es una
conquista que es fruto del propio esfuerzo, y por ello el aprendizaje puede
tener, además de contenido, sentido. No obstante, es evidente que en la actualidad
muchas personas, especialmente quienes están en proceso de aprendizaje en la
educación formal, se están limitando a recibir información sin cuestionarse, es
decir, están renunciando a la dimensión reflexiva, aceptando como verdad lo que
dicen los demás, y conformándose con las explicaciones que de la realidad dan
los otros, cayendo en una uniformidad grisácea común, eso que José Ingenieros
(2008) llamaba mediocridad. Por ello, en este aspecto la mayéutica tiene el
reto de hacer dar a luz la verdad (Doerr-Zegers, 2022), ya que su papel no es
informar ni transmitir, tan marcado en la educación tradicional, sino ayudar a
descubrir (des-ocultar) a través del arte del diálogo, es decir, el profesor es
un mediador y no quien transmite el conocimiento. En este caso el protagonista
es el estudiante que descubre y construye por sí mismo gracias a la interacción
dialógica consigo, con el otro (los demás estudiantes y con su profesor) y con
lo otro (el mundo). En la mayéutica la verdad se construye a través del
diálogo. El diálogo presupone un ethos orientado hacia la verdad (Vigo, 2001) y
hacia el reconocimiento del otro como interlocutor válido (Vargas y Cortés,
2017). Hay un compromiso con la verdad y con el otro. Aquí es importante
señalar que los seres humanos crean realidades en el diálogo con los demás.
Pero el diálogo no solo se da con palabras habladas o escritas, lo cual sería
una visión muy estrecha del logos que mueve al hombre, visión que es fruto de
esa injusticia histórica que se hace con el Estagirita cuando se interpreta
ligeramente la expresión del ser humano como un ser dotado de logos. No se puede olvidar que el
logos se manifiesta de manera holística en el ser humano (Panikkar, 2003),
incluso en el silencio, pues, como lo diría Yourcernar (2013), “todo silencio
está hecho de palabras que no se han dicho” (p. 31). Es decir, el ser
humano se dice en todo. No en vano, Heidegger (2000) aseguraba que “el lenguaje
es la casa del ser. En su morada habita el hombre” (p. 11). Por ello, un verdadero
diálogo es todo un reto para el argumento de la autoridad, porque el profesor
no es quien posee la verdad, sino quien ayuda a descubrirla a través del
ambiente propicio para el diálogo. A propósito, Bakhtin (1984), comentando el
diálogo socrático, asegura que “la verdad no nace ni se encuentra dentro de la
cabeza de una persona individual, nace entre personas que buscan colectivamente
la verdad, en el proceso de su interacción dialógica” (p. 110). En efecto,
la mayéutica socrática reafirma la necesidad de repensar el argumento de
autoridad, tan marcado en la educación tradicional, y que, innegablemente, ha
sido un mecanismo de poder y de alienación. De acuerdo con la interpretación
hecha por Bakhtin (1981), el diálogo socrático tiene una visión subversiva de la
autoridad. Cuando la educación se basa en el argumento de autoridad fácilmente
se deviene en una educación sin sentido, y por ello, no deja huella. En cambio,
en la mayéutica el actor principal es el estudiante, quien des-cubre por su
propio esfuerzo el conocimiento y por ello es un aprendizaje autónomo. Uno de
los méritos de la mayéutica es que ayuda a dar sentido al conocimiento en la
medida en que el estudiante es quien crea y co-crea conocimiento. En este
sentido, uno de los méritos de la mayéutica frente a la educación tradicional
es que el estudiante recorre su propio camino y no asume como verdadero algo
porque otro dice que es verdadero. Ya Nietzsche (2001) lo advertía: “Nadie
puede construirte el puente por el que has de caminar sobre la corriente de la
vida. Nadie en excepción a ti” (p. 28). Es esta autonomía deducida de la
mayéutica la que hace que el aprendizaje tenga significado para el estudiante y
sea su propia conquista y no algo que viene desde fuera. En la mayéutica el
aprendizaje es autónomo y no heterónomo y por eso se puede hablar de un
aprendizaje con sentido. Un pasaje de Platón (1986), criticando las letras, da
cuenta de ello, cuando asegura lo siguiente: Es olvido lo que producirán en las
almas de quienes las aprendan al descuidar la memoria, ya que, fijándose de lo
escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no
desde dentro, desde ellos mimos y por sí mismos. No es, pues, un fármaco de la
memoria lo que has hallado, sino un simple recordatorio. Apariencia de
sabiduría es lo que proporcionas a tus
alumnos, que no verdad. Porque habiendo oído muchas cosas sin aprenderlas,
parecerá que tienen muchos conocimientos, siendo, al contrario, en la mayoría
de los casos, totalmente ignorantes, y difíciles, además, de tratar porque han
acabado por convertirse en sabios aparentes en lugar de sabios de verdad.
Y mira la mediación ten perfecta en oriente de
Krishna a Arjuna
Arjuna dijo: ¿Cómo golpearé a mi abuelo, a mi gurú y a todos
los demás parientes, que son dignos de mi respeto, con flechas en la batalla,
oh, Krishna?
Sería mejor, en efecto, vivir de limosnas en este mundo que
matar a estas nobles personalidades, porque al matarlas disfrutaría de riquezas
y placeres manchados con su sangre.
No sabemos qué alternativa, pelear o dejar de fumar, es
mejor para nosotros. Además, no sabemos si los conquistaremos o ellos nos
conquistarán. Ni siquiera deberíamos desear vivir después de matar a nuestros
hermanos primos, que están parados frente a nosotros.
Mis sentidos son vencidos por la debilidad de la lástima, y
mi mente está confundida sobre el deber (Dharma). Por favor, dime qué es lo
mejor para mí. Yo soy Tu discípulo, y me refugio en Ti.
No percibo que ganar un reino inigualable y próspero en esta
tierra, o incluso señorío sobre todos los controladores celestiales eliminará
el dolor que está secando mis sentidos.
Después de hablar así al Señor Krishna, el poderoso Arjuna
le dijo a Krishna: No pelearé, y me quedé callado.
¡Oh, rey! Señor Krishna, como si sonriera, le dijo estas
palabras al angustiado Arjuna en medio de los dos ejércitos.
El Señor Krishna dijo: Te afliges por aquellos que no son
dignos de pena, y sin embargo hablas palabras de sabiduría. El sabio no se
aflige ni por los vivos ni por los muertos.
Nunca hubo una época en la que estos monarcas, tú o yo no
existiéramos; ni dejaremos de existir en el futuro.
Así como el alma adquiere un cuerpo de infancia, un cuerpo
juvenil, y un cuerpo de vejez durante esta vida; de manera similar, el alma
adquiere otro cuerpo después de la muerte. Esto no debe confundir a los sabios.
Los contactos de los sentidos con los objetos sensoriales
dan lugar a las sensaciones de calor y frío, y dolor y placer. Son transitorios
e impermanentes. Por lo tanto, uno debe aprender a soportarlos. Porque una
persona tranquila que no está afligida por estos objetos de los sentidos, y se
mantiene firme en el dolor y el placer se vuelve apta para la salvación.
El Espíritu invisible (Atma, Atman) es eterno, y el cuerpo
físico visible, es transitorio. La realidad de estos dos ciertamente es vista
por los videntes de la verdad.
El Espíritu por el que está impregnado todo este universo es
indestructible. Nadie puede destruir al Espíritu imperecedero.
Los cuerpos físicos del Espíritu eterno, inmutable e
incomprensible son perecederos. Por lo tanto pelea, O Arjuna.
El que piensa que el Espíritu es un asesino, y el que piensa
que el Espíritu es asesinado, ambos son ignorantes. Porque el Espíritu no mata
ni es asesinado.
El Espíritu no nace ni muere en ningún momento. No llega a
existir, ni deja de existir. Es nonato, eterno, permanente y primigenio. El
Espíritu no es destruido cuando el cuerpo es destruido.
Oh, Arjuna, ¿cómo puede una persona que sabe que el Espíritu
es indestructible, eterno, no nacido e inmutable, matar a alguien o hacer que
alguien sea asesinado?
Así como una persona se pone nuevas prendas después de
desechar las viejas; de igual manera, la entidad viviente o el alma individual
adquiere nuevos cuerpos después de desechar los viejos cuerpos.
Las armas no cortan a este Espíritu, el fuego no lo quema,
el agua no lo moja, y el viento no lo seca. El Espíritu no puede ser cortado,
quemado, humedecido o secado. Es eterno, todo impregnante, inmutable,
inamovible y primitivo.
Se dice que el Espíritu es inexplicable, incomprensible e
inmutable. Conociendo al Espíritu como tal no debes afligirte.
Aunque pienses que el cuerpo físico nace y muere
perpetuamente, incluso entonces, ¡oh Arjuna!, no debes llorar así. Porque la
muerte es segura para quien nace, y el nacimiento es seguro para quien muere.
Por lo tanto, no se debe lamentar por lo inevitable.
Todos los seres son inmanifiestos, o invisibles a nuestros
ojos físicos antes del nacimiento y después de la muerte. Se manifiestan entre
el nacimiento y la muerte solamente. ¿Por qué hay que llorar?
Algunos ven a este Espíritu como una maravilla, otros lo
describen como maravilloso, y otros lo escuchan como una maravilla. Incluso
después de enterarse de ello muy pocas personas saben lo que es el Espíritu.
¡Oh, Arjuna!, el Espíritu que habita en el cuerpo de todos
los seres es eternamente indestructible. Por lo tanto, no debes llorar por
nadie.
Así los orientales le
cantan a su gurú
El santo Kabeer dijo:
«Si me enfrento tanto al Gurú como a Dios,
me inclino ante mi Gurú primero.
Porque el Gurú
es quien me reveló
quién es Dios y el camino hacia Él».
El Gurú da lo que tiene
y es el espejo que refleja
lo que llevamos dentro.
Tenemos muchos rasgos
, pero son tan profundos que no podemos desenterrarlos
a menos que se nos enseñe la técnica.
Llevamos tantas gemas
enterradas en nuestro interior, muy profundamente
, que debemos extraer; la herramienta es el maestro.
El maestro desarrolla
la personalidad, forja
el carácter y el futuro.
El Gurú es la escalera
para alcanzar las metas de la vida ;
construye el camino por el que caminamos.
Si la vida es un océano,
el Gurú es el barco que nos lleva
a través de ese océano de la vida.
El Gurú guía
la mentalidad de su alumno,
transforma el pensamiento en realismo.
Los grandes reyes también
comenzaron sus nuevas tareas tras
buscar el consejo de los Gurús. Incluso el mismo Señor Rama
se sintió gratificado con
las enseñanzas de Gurú Vashishth
.
Gracias a mis Gurús,
quienes me mostraron las luces de la vida
y me enseñaron a navegar en el mar del mundo.
No podemos pagar
en ningún plazo sus deudas.
El Gurú espera mero respeto.
Feliz Gurú Purnima a todos mis guías y a todos.
¡Oh, mi Gurú! ¡Y Gurú de todos los Gurús!
Mantén mi camino de vida lleno de luz y brillo
, y concédeme a mí y a todos la sabiduría
para transitar el camino de la bondad, la humanidad y la paz
Y así el gran Guru Rumi canta
Cuando estemos muertos
Cuando estemos muertos,
no busques nuestra tumba en la tierra,
pues has de encontrarla en el corazón de los hombres.
El despertar
En el alba de la felicidad,
Me diste tres besos para despertar
A ese momento de amor.
Traté de recordar en mi corazón
Lo que había soñado durante la noche,
Antes de estar consciente
De este movimiento de la vida.
Encontré mis sueños
Pero la luna me alejó,
Me elevó hacia el firmamento
Y me dejó allí suspendido
Viendo cómo mi corazón había caído en tu camino,
Cantando una canción.
Entre mi Amor y mi corazón
Sucedían cosas que lentamente
Me hicieron recordar todo.
Me diviertes con tus caricias,
Aunque no pueda ver tus manos.
Me has besado con ternura,
Aunque no haya visto tus labios.
Te escondes de mí,
Pero eres tú por quien sigo viviendo.
Quizás llegará el momento
En que te canses de besarme,
Y estaré feliz aunque me insultes;
Solo te pido: mírame siquiera.
Acuna mi corazón
Anoche, recostado sobre el techo
Pensaba en ti
Y vi una Estrella especial,
La llamé para que te lleve un mensaje;
Postrándome ante ella le pedí que lleve mi gesto
A aquél Sol de Tabriz
Para que con su luz
Pueda tornar mis oscuras piedras en oro.
Descubrí mi pecho para mostrarle mis cicatrices;
Le pedí noticias
De mi Amante sediento de sangre.
Mientras esperaba,
Iba de aquí para allá
Hasta que el niño en mi corazón quedó silencioso
Y durmió como si estuviera meciendo su cuna.
Ay Amado, amamanta al niño del corazón
Y no detengas nuestro cambio.
Has cuidado a cientos
No dejes que se detenga conmigo.
Al final, el pueblo de la unión es el lugar para el corazón
¿Por qué retienes este corazón desconcertado
en el pueblo de la desintegración?
Me he quedado enmudecido,
Pero para librarme de esta sequedad
¡Oye Tabernero! pásame el narciso del vino.
Mi corazón, quédate cerca
Mi corazón, quédate cerca al que conoce tus caminos
Ven bajo la sombra del árbol que conforta con flores frescas,
No pasees despreocupadamente por el bazar de los perfumeros,
Quédate en la tienda del azucarero.
De no encontrar el verdadero equilibrio, cualquiera puede engañarte:
Cualquiera puede adornar algo hecho de paja
Y hacerte tomarlo por oro.
No te inclines con un tazón ante cualquier olla hirviendo
En cada olla sobre el fogón, encontrarás cosas muy diversas:
No en todas las cañas hay azúcar, no en todos los abismos hay cimas;
No todos los ojos pueden ver, no en todos los mares abundan perlas.
¡Ay ruiseñor, con tu voz de miel oscura! ¡Sigue lamentándote!
¡Sólo tu éxtasis puede penetrar en el duro corazón de la roca!
¡Ríndete y si el Amigo no te acoge,
Sabrás que tu interior se está revelando como un hilo
¡Que no quiere pasar por el ojo de una aguja!
¡El corazón despierto es una lámpara, protégela con la basta de tu manto!
Apresúrate y escapa este viento porque el clima es adverso.
Y cuando hayas escapado, llegarás a una fuente
Y allí encontrarás un Amigo que siempre nutrirá tu alma
Y con tu alma siempre fértil, te convertirás en un gran árbol que crece
interiormente
Dando dulce fruto por siempre.
Susurros de amor
El Amor susurra a mi oído:
“Es mejor ser presa que cazador.
Sé el Tonto mío.
¡Deja de ser el sol y se un grano de arena!
Reside junto a mi puerta como indigente.
no quieras ser vela, sé pollilla,
para que pruebes el sabor de la Vida
y conozcas el poder secreto del servicio.”
Pero como hacer que estos grandes mediadores de oriente
Koshi kene desplazamiento metonímico físico y Occidente
Chaupi quipu condensación metafórica conceptual se medien uno al otro, la
respuesta está en nuestra cultura andina, escucha con atención la entrevista a
este francés y mira como aprendió a ser
mediado por su chacra
https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=1461039084578441&rdid=7Eo7YaYOsyBUwoGi
Ahí está la respuesta para volver a lo humano, solo que
lo andino tiene que sanar la herida
Herida del inconsciente:
1→←1→0→1
0 0←1←0
Herida del preconsciente
1→ 0 0→1/2
5/6←1→←1← 0
Herida del consciente
1→0→1→←1
0←1←0 0
Todo un camino para recuperar el Ajayu nuestro pez de oro
1
ansyedad rejtangular definitiva del marabilloso
instante
no engullo su qarne ni deseo triturarla
el sol i y yo aqarisyamos tu distansya
mis manos qonservan el rreqwerdo
de sus bestyales desnudeses y sus pulpas ajtibas
LA MEMORYA SE EMPAPA EN EL SUDOR LEJANO DE SU QWERPO
¡qomo todo tyene el alito la pulsasyon el ritmo
rejtangular definitibo del marabilloso instante!
2
bino la susesyon de rrostos futuros
atrabesando el tímpano en el byento i la fyebre
bweltos tyerra bolqaniqa
disparada al bertise de la boluntad!
ella ubo de abrirse plasida
en rrombos de transparensya birjen
myentras le undyan qoleriqa florasyon
mis rrojos qandentes
3
lwego la mañana el chispaso la estrella
REBENTASON DE LUCES LIQIDAS
bolqanes de estomago irbyente
lo nwebo
lo uniqo
lo impensado
bos qe arranqa de infansya
i en el embryon se abre el pajaro qe trina
Camino que es
imposible si no nos abrimos a aquel que
encarno el logos
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
Sumak Kausay.
2 comentarios:
Estamos en los mismo y esa mismidad la hemos ido construyendo desde nuestros derroteros personales y en el gran proceso educador con nuestras familias. El rol de educador es una cosa grandiosa de comprensión y acercamiento al otro como bien lo señalas, el ser artista es otro aspecto del poliedro mágico. Ese encuentro con Cristo desde lo que concibes como comunismo complementario es la gran magna Opus..dale..Alain esta con su familia también en ello..cuestionale..jódele...créeme que lo valorará.......aquí nos religamos con la tarea que otros que vinieron atrás comprendieron, pero esta actualidad este presente nos exige....¿cómo estas construyendo desde la praxis un encuentro mas allá de tu familia? se me ocurren estrategias pero creo que tu ya has pensado en ello...espero encontrar el momento de ir a Arequipa y compartir...estamos...
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Miguel Blásica
Enviaste
Son hermosas tus palabras y me siento comprendido en ellas amigo, si tienes alguna estrategia de praxis para mi camino estoy dispuesto, yo no puedo salir del seno de mi familia, el intento de hacerlo con la gente que protestaba a favor de Pedro Castillo fue un fracaso, exigí esta conciencia del en si y del para si para lograr una síntesis pero eso es trabajo mucho trabajo ya la gente le falta aliento a mi aun me sobre puedo compartir.
I. Enamorarse y desenamorarse.
«La naturaleza del amor implica —tal como lo observó Lucano dos milenios atrás y lo repitió Francis Bacon muchos siglos más tarde— ser un rehén del destino.
En el Simposio de Platón, Diótima de Mantinea le señaló a Sócrates, con el asentimiento absoluto de este, que «el amor no se dirige a lo bello, como crees», «sino a concebir y nacer en lo bello». Amar es desear «concebir y procrear», y por eso el amante «busca y se esfuerza por encontrar la cosa bella en la cual pueda concebir». En otras palabras, el amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas.
El amor está muy cercano a la trascendencia; es tan sólo otro nombre del impulso creativo y, por lo tanto, está cargado de riesgos, ya que toda creación ignora siempre cuál será su producto final.
En todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la
ecuación del otro. Eso es lo que hace que el amor parezca un capricho del destino, ese inquietante y misterioso futuro, imposible de prever, de prevenir o conjurar, de apresurar o detener. Amar significa abrirle la puerta a ese destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor. Como lo expresa Erich Fromm: «En el amor individual no se encuentra satisfacción […] sin verdadera humildad, coraje, fe y disciplina»; y luego agrega inmediatamente, con tristeza, que en «una cultura en la que esas cualidades son raras, la conquista de la capacidad de amar será necesariamente un raro logro».
Amor líquido,
Zygmunt Bauman
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